Con arroz en los bolsillos

Si, todavía sigo mis paseos. Ando sin parar hasta la Plaza del Pilar. Luego al llegar a la Plaza, busco asiento, y vacío de arroz los bolsillos. Sólo veo palomas y gente. Pensar sentado, imposible. Le digo que andar es ritmo. Tic-tac, como un metrónomo. Paseando es cuando pienso. ¿Sabe que las personas y las palomas nos parecemos? Miramos al suelo al andar. No hay arroz, no me acerco. Sí, sí con la cabeza y luego a saber. Así es, y más cosas, en fin… Palomas blancas también hay, de todo a de haber. En el Paseo Independencia, donde los arcos, se juntan algunas blancas. El otro día, al pasar por allí, una paloma se me puso delante; y ahí me paré. Era bonita, bonita; y blanca, toda blanca. Fue sólo mirarle y ya supe que pedía ayuda para hacer pozos de agua en Oriente. Lógico, mi arroz no le serviría.- ¿Y si buscas a Moisés? Me contó una vez que por esa tierra saco agua con su palo.- Fue decir eso y echó a volar. Le juro que vi como en su pico llevaba una ramita verde. De Olivo, creo.

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