Mai

Decían que solían verla bailando sola una especie de danza, una jota silenciosa, en honor a todo lo que había perdido y lo que estaba por llegar. Sus días estaban contados, pero vivía cada uno de ellos como si fuese el primero. En sus fueros el sol brillaba y todo estaba de paso, tan de paso como el viento.


Aquella mañana alcancé a verla en la cima del monte, y fue porque, precisamente, había olvidado que podría encontrármela. Decían que solían verla bailando sola una especie de danza, una jota silenciosa, en honor a todo lo que había perdido y lo que estaba por llegar. Sus días estaban contados, pero vivía cada uno de ellos como si fuese el primero. En sus fueros el sol brillaba y todo estaba de paso, tan de paso como el viento.


Aquella mañana alcancé a verla en la cima del monte, y fue porque, precisamente, había olvidado que podría encontrármela.

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