El agua de la vida

Hace unos minutos que el Mediterráneo ha quedado atrás. El comandante inicia las maniobras de aproximación al aeropuerto de Zaragoza y desde la ventanilla de avión sigo el serpenteante cauce del Ebro. Es curioso cómo desde el aire se perfila claramente la frontera entre los cultivos y el desierto. Los verdes campos flanquean el río; lo abrazan. Tan solo unos metros más allá el ocre, el polvo, los montes secos y con apenas vida. No es extraño que las gentes de esta tierra abracen a su río como quien se aferra a la vida. El Ebro o el desierto; la riqueza o la miseria; la vida o la muerte.



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