Ayer soñé

Al levantar la vista, vi una tierra que ponía libertad. No estaba muy lejos, y pensé que la podía alcanzar. Sólo un poco de agua y de viento me separaba de ella. Lo tenía que intentar.


Remé hacia ella, durante un segundo, un minuto, una hora, un día, ..., no sé, pero era imposible. Cuando ya casi estaba, se alejaba, cambiaba de posición.


Alguien debía de estar detrás. Alguien muy fuerte, con suficiente poder para hacer y deshacer. Le pregunté: “¿por qué no me dejas llegar, por qué lo haces?” Pero nadie contestó.


Gracias por ser como somos, como esos viejos árboles, batidos por el viento que azota desde el mar. Somos capaces de no desesperar, y aguantar por nuestros hijos, para que ellos tengan un mundo mejor.


Órbita infinita, alrededor de tu cálida estrella, nunca te detengas, sigue en ese movimiento sin fin.


No sé si al final llegará el día en que todos veamos esa tierra de libertad. Pero en cualquier caso, yo no dejaré de intentarlo, y siempre seguiré luchando por mis sueños.


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