Deus lo vult

Vive Dios que aquel día hacía un frío de mil demonios, capaz de helar hasta el alma del más valiente. Empezaba a clarear y yo intentaba sacudirme de encima el frío junto a una de las muchas hogueras que los hombres habían encendido. La mañana avanzaba pero nada se sabía de Alfonso, que había pasado la noche meditando en la pobre capilla del campamento.


Me decidí y fui en busca del Rey. Empujé la portezuela encontrándolo postrado frente al altar. Decidí permanecer en silencio unos segundos, prefiriendo que se percatara de mi presencia a tener que anunciársela. Y en esas estábamos cuando de repente se puso en pie y encaminó sus pasos directamente hacia mí. Tenía el porte robusto de quien lleva toda una vida batallando, y la mirada rapaz del azor.


“Mi buen Gastón, hoy Zaragoza será aragonesa, y quiero que se convierta en la orgullosa capital del Aragón que he soñado. Donde las letras, las artes y el comercio tengan refugio, siendo un ejemplo de pacífica convivencia de sus habitantes, sin importar su credo o condición, pues todos son aragoneses. Por eso mantendremos y respetaremos todos sus fueros, costumbres y tradiciones, por las cuales seguirán rigiéndose”.


Juslibol, 18 de diciembre de 1118



Lea todos los relatos que participan en el concurso.