Cerrando el círculo

Cuando crees que lo has visto todo, un buen día descubres que no sabes casi nada; que tu vida va pasando entre idas y venidas por el mundo para acabar siempre buscando lo mismo. Echando de menos un sitio, tu sitio. Ese al que te sientes unido por motivos inexplicables que van más lejos que tu memoria, ese que sólo con evocarlo te produce una paz interior que no encuentras en ninguna otra parte.


Hoy estoy aquí, cerrando ese círculo que es mi vida, llenando mi espíritu de la visión de este valle que es tan mío, con un Moncayo regio que me manda al cierzo para limpiarme el polvo de los caminos que siempre acaban en este lugar.


Espectadora de un atardecer brillante desde la parte alta del Santuario de Misericordia contemplo la luz que cae y pienso que soy afortunada, porque he encontrado la tierra donde reconocerme como la persona que soy sin olvidar de donde vengo y tengo la certeza de que he llegado. Ahora lo sé, por fin, he vuelto a casa.


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