Lavadora

La cabeza del hombre que amó da vueltas en el interior de la lavadora, presintiendo el desteñido. La noche había sido agitada. El Tubo, y su café cantante, recién renovado, ofrecía oportunidades hasta entonces desconocidas. Ahorro a toda costa. Y el hombre de la factura de la luz, lo había dejado todo bien pactado. La máquina, sería utilizada de noche. Las instrucciones que había recibido, un poco antes, en la canastilla de prendas que esperan para la colada, eran precisas y claras. Ocuparía su lugar, en el tambor de la máquina infernal, junto a la tela de ajuar de color albo. Un error podría costarle caro.

Y sin embargo, ahí está, junto a ella, su slip rojo carmesí, el que usaba cada noche de sábado en su función de boy. La cabeza no sale de su asombro. ¿Qué puede haber fallado? En tres minutos terminará todo. La ropa blanca se la ha jugado: burlona, espera en el cesto.