Cuestión de curvas

10 de mayo de 1995, el día en el que Zaragoza se sube a la cúspide de la ola.

El día en el que Nayim dibuja una parábola imposible de detener.


El día en el que enfadé a mis amigos por no ir con ellos de celebración. Los cambié por una silueta femenina, la tuya, donde las rectas estaban terminantemente prohibidas.


El día donde mis dedos se ensortijaron por primera vez en las ondas de tu melena. El día donde el arco de tu mirada derribó mis defensas y donde la concavidad de tu sonrisa me hizo definitivamente claudicar.


El día donde me hice fan del tono ondulante de tu voz y que hoy en día me sigue acompañando en cada amanecer.


Y justamente hoy, en el primer aniversario, el ginecólogo nos ha dado la noticia. Son trillizos.


Llevarán los nombres de esos mis amigos que ese día, el de las curvas, no supieron o no pudieron emular al bueno de Nayim e hicieron un recto con el coche cuando no era lo que tocaba.