Atraco en el Mercado Central

Los jóvenes entraron como un huracán, aprovechando la escasez de compradores, y fueron directos al puesto más apartado, en un pasillo otrora lleno de vida. Antes de acercarse se pusieron el pasamontañas y prepararon las pipas.


?El dinero ?exigieron encañonando al charcutero.


El tendero se encogió de hombros, abrió la caja y sacó los exiguos billetes que contenía. Se los tendió por encima del mostrador semivacío.


?¡Vamos, vamos! ?gritó el más lanzado antes de echar a correr.


?No lleguéis tarde a cenar ?les dijo el charcutero antes de que desaparecieran?. Ya sabéis que a vuestra madre no le gusta.