Mi querido Armand de Perigod

Mi querido Armand de Perigod:

por fin me hallo en Monzón, la ciudad elegida para la celebración de las Cortes del Reino de Aragón en este año del Señor 1.236. Como sabrás, he sido convocado por el Rey Jaime I .¡Son tantas las leyendas en este lugar, que no sé ni por dónde empezar! Lo cierto es, que jamás he visto brillar el sol como lo hace en esta tierra. Los días son luminosos y los frutos crecen hermosos junto al río Cinca. ¡Qué verduras ¡Qué melones!


Y no te preocupes buen Maestre, por la seguridad, es difícil acceder a la fortaleza. Además, están los pasadizos.¡Qué caras de sorpresa, ponen los Montisoneneses, cuando nos ven aparecer sin saber de dónde! No puedo evitar esbozar una sonrisa…


Querido Maestre, ¡soy tan feliz aquí! Es prioritario preservar esta tierra para la posteridad. Dios habita en esta villa, hoy y siempre templaria.


Maestre mío, espero verte pronto; si da lugar acércate por estos lares, donde el sol resplandece y el agua es clara. Se despide tu buen amigo,

Richard