El disparate

El caso es que yo iba a escribir un texto más aragonés que una jota en la plaza del Pilar el 12 de octubre, pero resulta que el otro día me pasó algo tan curioso que he decidido cambiar el relato y narraros lo que me sucedió. Os comento.


Estaba en casa, tirado en el sofá, viendo la tele con mi lata de Ambar en la mano derecha y un bocatica de longaniza de Graus en la izquierda, cuando de repente empezó un documental sobre el monte Rushmore, en Estados Unidos, el que tiene las caras esculpidas de los presidentes Washington, Roosevelt, Jefferson y Lincoln.


“Anda, si parece los Mallos de Riglos”, pensé cuando vi semejante pechugazo de risco. Y luego me imaginé cómo quedarían los Mallos de Riglos si le hubiesen esculpido las caras de Bolea, Castellano, De Andrés y Marraco. Qué buen ratico pasé. Qué risas. Pues eso.