Mañana será otro día

Anochece en la fría casa de Pilar, la nieve aporrea la ventana con fuerza, se ha levantado un viento que penetra por los escondites, amenazando el fuego vivo de la chimenea. Son muchos años ya, muchos inviernos soportando las montañas a sus espaldas, antes era más duro, las temperaturas eran más bajas, pero ella no tenía tanto frío.


Esta es una tierra dura que ha forjado a hombres y mujeres con marcas en la cara, que les ha hecho fuertes, fuertes para resistir el destino, pero esta vez parece el fin, el pueblo se muere, el médico ya casi no viene. El Pirineo es una fiesta y yo no lo entiendo.


Pero que quiere esta gente, que me baje al valle o que reviente en soledad. Ya nadie se acuerda de lo felices que éramos aquí, teníamos trabajo, sobraba el trabajo y no teníamos tanto, eran otros tiempos. Tiempos en los que el bosque se dejaba ordeñar, el grano moler y la gente ayudar.


Alguien llama a la puerta, será que han leído el anuncio, mañana será otro día.


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