El soldado

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Aturdido y desorientado, trató de incorporarse a duras penas. Pero sus edfuerzos fueron en vano.  apenas recordaba donde se encontraba. parpadéo varias veces  con el fin de aclararse  la vista, pero todo cuando alcanzaba a vislubrar era una amalgama borrosa de figuras que se movían sin control. Un zumbido penetrante le inadía los oídos. Y la boca le sabía atierra, carraspeó para sacarse esaáspera sensación de la garganta. Una mueca de dolor extremo se dibujó en su rostro.

De rodillas, frente a los cuerpos inertes de sus compañeros de batería, oía caer los morteros en los edificios colindantes. Entre la bruma de guerra vislumbró las figuras de las tropas francesas que se aproximaban a su posición.  Aferró con rabia su fusil.

Preparado para morir por su patria, distinguió la imagen de una mujer que se acercaba por su izquierda, de aspecto fatigado y la ropa hecha jirones. Sintió el deseo de gritarle: ¡Huye! ¡Corre tanto como te sea posible! Pero cayó en la cuenta de lo que aquella insensata estaba a punto de hacer. Llevaba unamecha en sus temblorosas manos. Una luz de esperanza se iluminó en el corazón de aquel pobre soldado.

¡Qué valor! ¡Agustina de Aragón!

David Melero