FERIA DEL PILAR

Tras el drama, tarde de fiesta en Zaragoza

Tras el drama de la horrible cornada de Juan José Padilla vivido el viernes, la afición de Zaragoza se vio compensada este sábado con una buena tarde de toros y toreros, en la que la terna se repartió un total de cinco orejas.

Serafín Marín
Tras el drama, tarde de fiesta en Zaragoza
EFE

Una buena tarde de toros, y de toreros. De las que entran pocas en docena. El público que ya ha comenzado a poblar en mayor número los tendidos de La Misericordia vivió ayer un festejo de emociones positivas, las que propició el encuentro de una notable corrida de Antonio Bañuelos con una terna que puso empeño en sacarle partido.


El corte de trofeos comenzó con el concedido a Serafín Marín del toro que abrió plaza, un animal noble pero de medida raza al que primero cuajó a la verónica y luego un soberbio inicio de faena. Una de las mayores virtudes del trasteo, con muchos pases largos y templados, fue la inteligente manera de administrar al toro por parte del torero catalán, siempre medido y suave en sus acciones hasta matarlo de una gran estocada.


El cuarto tuvo menos fondo que el primero y tomó la muleta de Marín con muy escaso celo. Fue esta otra una labor aseada, pero de escaso brillo, concluida de nuevo de otro soberbio espadazo del torero de Montcada.


Al aragonés Alberto Álvarez le correspondió en suerte el mejor lote de la corrida, y en especial el segundo de la tarde, un colorado que, a pesar de sus "sólo" 472 kilos, tuvo gran trapío. A su seriedad añadió el de Bañuelos una exquisita clase en sus largas embestidas, siguiendo los vuelos de la muleta con entrega y recorrido.


El torero de Ejea le toreó con temple y un trazo adecuado, ligando los pases muy asentado sobre la arena pero en series no demasiado largas. El tono de la obra, premiada con una oreja, fue alto pero sin llegar a lo que ofrecía el bravo toro de Bañuelos.


El quinto, con 130 kilos más, tuvo, en cambio, menos apariencia. Cuidado en varas, el astado ofreció también muchas opciones a Álvarez en una faena con ciertos desajustes con la mano izquierda pero de buen nivel con la derecha, con la que el maño hizo méritos para cortar la segunda oreja.


Los dos toros más complicados y exigentes de la corrida fueron a parar a manos de David Mora, uno por incierto y temperamental y otro porque medía antes de tomar los engaños y nunca se quiso entregar. El madrileño les planteó a ambos dos faenas de mucho valor, aguantando amenazas con enorme firmeza y sin una sola duda, hasta conseguir someterlos con mando y autoridad.


Fueron sendos trasteos emocionantes y de gran mérito, en los que Mora evidenció el gran momento que atraviesa. El del tercero, rematado con una estocada desprendida, se premió sólo con un trofeo, a pesar de la fuerte petición de un segundo que el presidente no quiso atender. En cambio, el del palco tuvo que concederle otro más del sexto, a pesar de que Mora mató a este de una estocada muy baja.


Con dos orejas en su haber, igual que Álvarez, Mora tuvo que salir a pie de la plaza por aquello de que el reglamento aragonés exige cortar dos orejas de un mismo toro para poder hacerlo a hombros por la puerta grande. Cosas de las autonomías taurinas.


FICHA DEL FESTEJO.- Seis toros de Antonio Bañuelos, desiguales de volúmenes y hechuras, astifinos y bien armados casi todos y, en general, de buen juego. Destacó el segundo por su clase en las embestidas, mientras que tercero y sexto resultaron complicados y exigentes.


Serafín Marín: buena estocada (oreja tras aviso); gran estocada (ovación).


Alberto Álvarez: estocada desprendida (oreja); estocada tendida (oreja tras aviso).


David Mora: estocada desprendida (oreja con petición de la segunda y dos vueltas al ruedo); media estocada muy baja (oreja).


Entre las cuadrillas, gran tarde de Roberto Bermejo con capote y banderillas.


La plaza registró un tercio de entrada.