Javier Jiménez dice que no notó la cornada hasta que vio la sangre

El novillero sevillano Javier Jiménez, herido de gravedad en la pierna derecha durante el festejo que abría la Feria del Pilar de Zaragoza, ha asegurado que se encuentra "anímicamente perfecto" tras haber pasado la noche "con las lógicas molestias" en una clínica de la capital aragonesa.

"La cornada fue más grande de lo que todos pensábamos, por eso no pude salir a matar a mi segundo novillo. Después de la operación, la primera noche siempre es la peor tras una cornada, pero creo que el lunes me mandan para casa y ya estoy deseando volver a torear", ha dicho el novillero sevillano.

Con un tono de voz y un aspecto físico pletórico, el novillero de Espartinas reconoce que, en principio, ni el mismo notó la cornada ocasionada tras un rápido y leve achuchón del novillo de Los Azores.

"Me miré por si acaso, pero no noté demasiadas molestias. Creía que era solo un golpe, un pitonazo, hasta que un ratito después empecé a ver la media manchada de sangre", explica.

Sobre la entereza que mostró en todo momento, aguantando en el ruedo sin un solo gesto de dolor hasta matar al novillo y cortarle una oreja, Jiménez lo achaca "a lo concentrado y mentalizado que estaba en la faena. Como podía andar, ni pensé en meterme para la enfermería", dice.

"Estos triunfos -añade- son los que te hacen sentirte realizado como torero, los que te dan la satisfacción por el trabajo bien hecho, por una forma de torear que tiene como recompensa, a pesar de la cornada, una oreja en una plaza de primera, que es la tercera que ya he cortado este año en Zaragoza".

En esta temporada de 2011, Javier Jiménez ha sumado más de treinta novilladas -"lo que no es fácil en un año de tanta crisis", apunta- y ha sido declarado triunfador de los ciclos de noveles de Calasparra, Lodosa y Algemesí.

"Ahora me voy a Lima, donde estoy anunciado en la primera de la Feria del Señor de los Milagros, y luego pasaré por México, donde también tengo mi cartelito", finaliza.