Dormir para reposar algo más que el cerebro

Una de las coautoras realizó el estudio con seis hombres y una mujer, todos jóvenes, delgados y saludables. Cada voluntario pasó por dos condiciones de estudio en cuatro semanas. En uno, cada persona pasó 8,5 horas por noche en la cama, durante cuatro noches consecutivas. En el otro, durmieron 4,5 horas durante cuatro noches.


La mañana después de la cuarta noche, tras haber pasado por las dos condiciones de sueño, los voluntarios fueron sometidos a una prueba de tolerancia a la glucosa intravenosa. Los investigadores realizaron entonces una biopsia, obteniendo células de grasa abdominal de cada voluntario, y midieron cómo respondían estas células de grasa a la insulina.


Los investigadores evaluaron la sensibilidad a la insulina a nivel molecular mediante la medición de la fosforilación de la proteína Akt, en las células de grasa. Después de cuatro noches de sueño deficiente, la respuesta de insulina en todo el organismo disminuyó en un promedio del 16%, y la sensibilidad a la insulina de las células de grasa disminuyó en un 30%.


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