La dificultad para iniciar o mantener el sueño de forma repetida, o la sensación de no haber tenido un sueño reparador durante al menos un mes es síntoma de que se padece insomnio. Por otra parte, la excesiva somnolencia diurna y un cansancio permanente, así como cualquier anomalía o alteración en la conducta que se manifieste durante el sueño y que quizá sea detectado con más facilidad si se duerme acompañado, puede esconder un trastorno del sueño.

Para evitarlo es necesario acudir a los especialistas. Las patologías del sueño hay que tratarlas como cualquier enfermedad para mejorar, en primer lugar, la calidad de vida de los pacientes, y para evitar, en última instancia, que se agraven las consecuencias de estos trastornos. Para ello, una vez se ha detectado el problema, hay que acudir al médico de familia para que se derive al paciente a la Unidad del Sueño y se someta a una consulta especializada. A continuación, se buscará un diagnóstico para realizar un determinado tratamiento.

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