Vendí mi coche, ¿por qué tengo que pagar el Impuesto de Circulación?

Este tributo se paga una vez al año y su validez se corresponde con un año natural.

La antigüedad del coche, la personalización de las pólizas y contar o no con un garaje son factores clave en la adquisición de un seguro.
La antigüedad del coche, la personalización de las pólizas y contar o no con un garaje son factores clave en la adquisición de un seguro.

En Zaragoza, el plazo para pagar el Impuesto sobre Vehículos de Tracción Mecánica, más conocido como Impuesto de Circulación, concluyó el pasado 15 de junio. A partir de ese momento, han sido varias las personas que han tenido que abonar el gravamen correspondiente a un coche del que ya no son titulares. ¿Por qué?

Si el 1 de enero del 2018 ese vehículo era propiedad del contribuyente, aunque lo haya vendido en febrero, le corresponde pagar el impuesto, que tiene validez de un año natural, es decir, hasta el 31 de diciembre.

Además, si ha adquirido un vehículo nuevo, deberá abonar, otra vez, el Impuesto de Circulación, año tras año, hasta que se dé de baja. El primer año, dicha tasa dependerá de la fecha de la compra y será proporcional a su periodo de validez. Así, no será lo mismo pagar en febrero que hacerlo en octubre.

En este caso, hay que sumar lo que cuesta el Impuesto de Matriculación. Eso sí, supone un único cargo, a no ser que se cambie la matrícula del vehículo.

En cambio, si lo que se compra es un coche de segunda mano a partir del 2 de enero, la tasa ya debería estar pagada por el antiguo propietario.

Más sobre el Impuesto de Circulación

Se trata de un impuesto municipal, cuyo importe depende de distintos factores. Por un lado, de la potencia o del tipo de carburante y, por otro, de la ciudad en la que se pague el impuesto.

Hay una serie de vehículos que por su finalidad están exentos de este gravamen: aquellos destinados al transporte público de viajeros, los de uso agrícola, ambulancias, los que tienen matrículas diplomáticas, los históricos o de coleccionista o los adaptados para personas con movilidad reducida. Más allá de estos casos ningún titular se libra del Impuesto de Circulación.

Además, en función de las características de los motores, la clase de combustible que consuma el vehículo y la incidencia de la combustión en el medio ambiente, se establecen bonificaciones, como las aplicadas a los vehículos híbridos, del 50%, y eléctricos, del 75%.

Y si alguien se pregunta qué pasa si no se paga el Impuesto de Circulación, la respuesta es que se va acumulando, como cualquier otra deuda municipal, y además se corre el riesgo de recibir una multa de tráfico. Cuando la deuda con el Consistorio alcance los 500 euros, el Ayuntamiento puede iniciar el proceso para embargar el vehículo o los bienes hasta que la deuda quede saldada, así que mejor pagar el impuesto de circulación y evitar problemas.

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