Elegancia, deportividad, comodidad, emoción al volante... Alfa Romeo se ha estrenado en el competitivo segmento de los SUV conservando sus señas de identidad y levantando el que quiere ser su segundo pilar en su regreso al sector premium del mercado automovilístico, el Stelvio. El primero es el Giulia, una berlina con la que guarda inevitables similitudes, no en vano comparten plataforma, pero de la que también la firma italiana ha sabido desligar.

Solo su nombre es ya toda una declaración de intenciones. El paso del Stelvio es el segundo puerto de montaña más elevados de los Alpes, uno de los puntos clásicos del Giro de Italia con más de 75 curvas. Para superarlo es necesario tener agilidad, justo lo que brinda este crossover de tamaño medio entre cuyos ‘primos’ se pueden situar al Porsche Macan y al Jaguar F-Pace.

El vehículo fue dado a conocer en España en primavera y ha sido en junio cuando ha completado su gama hasta con tres acabados (Stelvio, Super y Speciale), que se unen al First Edition con el que arrancó. Aprovechándolo, el concesionario Vian Automobile ofreció el viernes una presentación del modelo en el que se pusieron de manifiesto sus virtudes.

La primera impresión es de la de un cuidado diseño que al mismo tiempo desprende sencillez y que se proyecta hacia delante. Aunque no luciese el escudo quedaría claro que es un Alfa Romeo, aunque al mismo tiempo se muestra renovado. Sus dimensiones son de 468 cm de longitud, 167 cm de altura y 216 cm de ancho.

El interior se asemeja al de su ‘hermano’, el Giulia, con materiales como el cuero y la madera, y acabados cuidados. El salpicadero está dominado por una pantalla de 6,5 o 8,8 pulgadas, según la versión, que trae el sistema de infoentretenimiento AlfaConnect. Viajar en él es cómodo ya sea como pasajero o como conductor.

Al volante, pequeño y manejable, el conductor disfruta de una posición elevada que no se intuye desde el exterior, a pesar de estar unos 20 centímetros por encima del Giulia, y que claramente lo diferencia de la gran mayoría de sus rivales, dotándole de mayor deportividad.

El maletero tiene una capacidad de 525 litros. Cuenta con un portón trasero eléctrico que se puede configurar con ocho niveles de apertura diferentes.

Entre sus aportes tecnológicos cabe destacar el sistema de frenado integrado, el sistema electromecánico que combina el control de estabilidad con un servofreno tradicional, el aviso de colisión frontal, freno de emergencia autónomo con detección de peatones y el aviso de salida de carril. También tiene disponible el detector de ángulo muerto y el control de crucero activo.

En cuanto a la mecánica, en la que se ha empleado el aluminio para los motores y la fibra de carbono para el eje de transmisión, se puede elegir entre dos gasolina y dos diésel. La versión de mayor potencia entre los primeros llega a los 280 CV, aunque la de 210 CV, tope de los segundos, tampoco desmerece y da una gran sensación de fuerza en la carretera. Próximamente se espera la versión ‘Quadrifoglio Verde’ de 510 CV. El cambio de marchas es automático de ocho velocidades y dota al conductor, junto al selector DNA, un control total sobre el vehículo conjuntado con la tracción a las cuatro ruedas.

Los clientes pueden elegir entre trece colores de carrocería y once diseños de llantas de entre 17 y 20 pulgadas. El precio de entrada es de 40.300 euros para el 2.2 diésel de 150 CV.

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