Historia e historias del 600

El vehículo con el que se motorizó España cumple 60 años. Todavía se pueden encontrar por las carreteras aragonesas.

Luis Gil y su 600 N, a la izquierda; Ramón Jurado, junto a su 600 D, en el centro; y Carlos Bernad, con su 600 E, a la derecha.
Historia e historias del 600
Laura Uranga

Niños, maletas, la nevera, cualquier hueco aprovechado al máximo, la carretera nacional bajo las ruedas y las vacaciones en el horizonte. El Seat 600, símbolo de toda una época en España, cumple sesenta años. El primero salió de la cadena de montaje en Barcelona el 27 de junio de 1957. El último, 16 años y 799.419 unidades después, lo hizo el 3 de agosto de 1973. Hoy todavía quedan varios miles en circulación y más de medio centenar, alguno llegado incluso desde Torremolinos, se dejará ver entre el 10 y el 11 de junio en Zaragoza y Belchite en la XXIV Concentración Nacional de Seat 600 Ciudad de Zaragoza que organiza la Asociación Aragonesa Amigos del 600. En funcionamiento desde 1994, hoy la integran 90 socios.

Tres de ellos son Carlos Bernad, Ramón Jurado y Luis Gil a los que les basta con saludarse para que su pasión por el 600 comience a fluir en la conversación. Desde próximas actividades, hasta consejos y anécdotas. Un elemento común les une, la nostalgia por el pequeño utilitario.

Una afición que Gil ha llevado hasta el extremo. En Codo atesora lo que puede considerarse todo un museo, 21 Seat 600. "Puede decirse que mi pueblo es la localidad con la mayor proporción de 600 por habitante", bromea. "Tengo todos los modelos que se fabricaron, alguno incluso repetido", presume. Entre sus joyas aparecen tres Formichetta, un derivado en forma de pequeña furgoneta. "El primero que tuve fue un 800, la versión de cuatro puertas, me lo compré en 1987 por 15.000 pesetas y lo restauré entero porque lo habían estado empleando para ir a cazar", narra y añade que "fue el coche con el que me casé". Su última adquisición fue un 600 Comercial, sin cristales ni asientos traseros, de los que se empleaban para asistencia en carretera, aunque ahí no se detendrá la colección. "Me chiflan", sentencia.

Acostumbra a realizar excursiones por los alrededores de Codo y para ello suele emplear un 600 N. "Se dice ‘N’ por normal al ser el modelo original", explica. "Hace 15 años que lo tengo y he tratado de dejarlo tal y como era en origen, para devolverle su color original hubo que quitarle un montón de capas de pintura", comenta. "No hay nada como ir por la carretera con tranquilidad y poder parar a tomarte un bocadillo como se hacía antes", confiesa.

El sentimiento en Ramón Jurado es parecido. A lo largo de su vida ha tenido cuatro Seat 600. El primero, con 18 años. "Con él era el rey del mambo, era el único de mis amigos con coche y nos recorríamos todas las fiestas de la zona de Daroca y hasta fuimos a Salou", rememora. "Trabajaba en un taller desde los 14 años y me lo pude comprar porque lo fui arreglando yo", señala. El que conduce ahora es un 600 D, modelo producido entre 1963 y 1970. Al contrario que Gil, el suyo cuenta con importantes modificaciones respecto a cuando salió de la fábrica, comenzando por el color, un llamativo morado. "Los asientos son de un BMW M3, las llantas de un Seat 850 coupé, el volante deportivo y el motor está potenciado", describe.

"Le tengo un cariño especial porque es el coche con el que aprendí el oficio. Casi todos los vehículos que llegaban al taller eran Seat 600", se sincera. Entre los recuerdos comenta que "era muy común realizar las reparaciones en el lugar de la avería porque apenas había grúas". "Uno de los problemas que tiene el coche es que se calienta mucho, así que cuando llevabas muchos kilómetros sin parar o en los puertos podía haber problemas", aún así reconoce que "es un automóvil con el que se disfruta mucho conduciendo por la carretera" y advierte que "en autopista ya es algo diferente".

También la nostalgia juega un papel importante para Carlos Bernad. El suyo es un 600 E de 1971 que heredó de su padre en 1993. "Lo compró de segunda mano en 1984 porque resultaba muy práctico para moverse por la ciudad y después pasó a mí. Fue mi primer coche y lo sigo manteniendo", narra. "Me parece muy bonito y llamas la atención con él. Cuando lo sacas a la calle siempre hay quien se acerca a verlo y se hace fotos, se nota que a la gente le hace ilusión verlo y eso me hace feliz", dice emocionado.

De 2.500 a 3.000 euros

"Es una afición que no resulta muy costosa porque el coche no es caro de mantener", apunta. "Puedes encontrar una gran variedad de precios en función de su estado de conservación, pero uno que éste bien se puede adquirir por entre 2.500 y 3.000 euros", anuncia. "Los seguros tampoco son muy altos y los recambios no son difíciles de encontrar en internet, aunque sean réplicas", explica.

En conmemoración del 60 aniversario, Seat ha lanzado el prototipo 600 BMS. No es más que un ejercicio de diseño, sin embargo, los tres coinciden que en caso de que surgiese un nuevo 600, al estilo de otros como el Mini, no lo adquirirían. "No tendría el mismo regusto ni la misma historia", sentencia Gil.

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