Heraldo del Campo

DGA y agricultores coinciden en que debe haber “tolerancia cero” en la regulación ecológica

La UE ha alcanzado un acuerdo que abre la puerta a la presencia de fitosanitarios en los productos de este tipo.

El consumo de productos ecológicos se ha incrementado en los últimos años.
El mercado agroecológico celebrado ayer fue el escenario de las denuncias del CAAE.
ARáNZAZU NAVARRO

Ni agricultores ecológicos -ni los consumidores de estos productos- saben aún qué reglas de actuación habrá en los próximos años en la Unión Europea, pero todo parece indicar que no acabarán dejando contento a todo el mundo. El Consejo de Ministros de Agricultura de la UE alcanzó un acuerdo este martes sobre el reglamento que regirá la producción de los alimentos orgánicos. Una normativa que lleva en el candelero ya más de un año, y que ha pasado de ser considerada “perjudicial” por restrictiva a “demasiado tolerante” para los intereses de este sector, aún pequeño pero cada vez más importante en Aragón.


Los últimos vaivenes de la negociación, que ahora deberá ser apoyada por el Parlamento Europeo tras casi caerse definitivamente hace menos de un mes, han dado una de cal y otra de arena, según señalan los sindicatos agrarios y el comité de control aragonés.


Por una parte, se ha eliminado la posibilidad de que las explotaciones mixtas -las que mantienen tanto cultivos ecológicos como convencionales- perdieran la catalogación, norma que en un primer momento podría haber afectado al 50% de los 700 productores que aproximadamente hay en la Comunidad, pero se ha introducido que los alimentos ecológicos puedan contener residuos fitosanitarios en el caso de que se haya producido por una contaminación involuntaria, algo que debe determinarse tras una investigación por parte de las autoridades competentes. Un marco, “excesivamente permisivo”, que podría perjudicar “a la imagen del producto ecológico”, según señala Antonio Artal, representante del sector de Uaga y miembro del Comité de Agricultura Ecológica de Aragón.


La medida tampoco ha convencido al Departamento de Agricultura de la DGA, según esgrimió el Consejero Modesto Lobón, presente en la cumbre europea en representación de las comunidades autónomas, quien dijo al finalizar el encuentro que “Aragón no comparte la solución que se ha adoptado relativa a la aparición de sustancias no permitidas”, abogando por la “tolerancia cero” ante la posible presencia de plaguicidas o herbicidas.

Entre los problemas de contaminación y la legitimidad ante el consumidor


Si bien en un primer momento la Comisión había propuesto fijar unos umbrales de residuos que permitieran a un producto cultivado ecológicamente mantener su sello en el mercado a pesar de contener trazas de productos prohibidos en esta forma de agricultura, ahora esta opción dejaría paso a un modelo donde serían los controles los que regularían cuándo un producto contaminado deja de ser ecológico.


“La retirada de los umbrales es una buena noticia, pero nuestra postura siempre ha sido que el producto ecológico debe respetar su condición al cien por cien”, señala José Miguel Sanz, presidente del Comité de Agricultura Ecológica de Aragón. Una opinión que también comparte Artal, quien recalca que es importante que “el consumidor esté informado y tenga la seguridad de que lo que compra es ecológico de verdad. No con matices, porque si es así y se pierde la confianza echamos por tierra el prestigio y la propia razón de ser del sector”, explica este agricultor ecológico de Lécera.


Según la legislación vigente, una parcela ecológica puede llegar a perder su calificación si se detecta contaminación de sustancias prohibidas, algo que puede suceder debido al viento o la cercanía de cultivos convencionales o transgénicos. Ahora, con la nueva norma europea, esto no ocurriría, pero los representantes del sector prefieren que la norma siga siendo rígida y que, en su lugar, se aumenten las medidas de seguridad de las explotaciones lindantes para evitar este problema, que conlleva una pérdida económica importante debido al mayor precio que alcanzan el mercado los productos 'bio'.


“En mi opinión”, señala Artal, “la regulación debería ir a medio camino. Si se detecta una contaminación, sea de forma involuntaria o por negligencia, esa cosecha no debería salir al mercado como ecológica bajo ningún concepto, pero la parcela tampoco debería arriesgarse a perder la certificación por completo”, que tarda en conseguirse entre dos y tres años según el tipo de cultivo.

66 nuevos productores se sumaron a la agricultura ecológica el año pasado en Aragón


Pese a esto, y aunque en los últimos años la agricultura ecológica ha ido perdiendo hectáreas de forma gradual -según los últimos datos, 60.000 hectáreas, el 3% del cultivo nacional- el año pasado fue el primero tras varios de descenso en el que creció el número de productores que optan por esta opción que promete ser más respetuosa con el medio ambiente y menos agresiva en sus métodos. En total, se dieron de baja 46 agricultores ecológicos y se añadieron al registro 112 nuevas altas en Aragón, en su mayoría explotaciones pequeñas pero más diversificadas, según señalan desde el Comité.