Heraldo del Campo

Deliciosa artesanía que parte de las tradiciones aragonesas

La excelencia de los aceites aragoneses del Bajo Aragón y los dulces representan nuestra identidad.

La mayoría de las aceitunas se destinan a la producción de aceite
La mayoría de las aceitunas se destinan a la producción de aceite

El olivo es un cultivo tradicional aragonés que se adapta muy bien a todo el territorio, salvo en las comarcas más meridionales y septentrionales. En total, se producen en la comunidad 47.000 toneladas de aceituna y la mayoría se destina a aceite. Concretamente, en la provincia de Zaragoza, se registran 21.000 toneladas.

Curiosamente, aunque son más las hectáreas de olivares en secano, la producción es mucho mayor en regadío, con 2.500 kilos por hectárea, frente a los 350 kilos por hectárea de secano.


El Bajo Aragón suele producir algo más del 60% del aceite aragonés. Su Denominación de Origen Protegida se extiende, por tanto, por las poblaciones zaragozanas de la comarca de Bajo Aragón-Caspe, además de por Belchite y Mequinenza. Incluye todo aquel aceite virgen extra obtenido de las variedades de olivo empeltre, arbequina y royal.


Su calidad excepcional es producto de la combinación de factores del entorno, como la calidad de suelo y la climatología de la zona, además de la calidad intrínseca de la variedad empeltre y de las cuidadas técnicas de cultivo.


Esas mismas variedades, junto con la negral y la verdial conforman la otra Denominación de Origen de la provincia, la del aceite 'Sierra del Moncayo', de gran importancia, junto con la producción oleica del valle del Jalón.


Por último, a la producción de aceite hay que sumar también la relevancia que adquiere la comercialización de aceitunas en Aragón y en Zaragoza y las diferentes variedades de encurtidos y aderezos, en especial olivas negras, un producto típico de la comunidad que se presenta en diferentes formatos, incluso como paté.

A la rica y artesanal miel

La miel producida y envasada en Aragón puede llevar la marca de Calidad Alimentaria cuando cumple una serie de requisitos. Así, las características de este producto se regulan exhaustivamente y se exige un mínimo de miel de flores del 65%. Por otra parte, no se admiten aditivos.


La elaboración de la miel en Aragón suele recaer en pequeñas empresas de carácter familiar que han logrado aunar en sus explotaciones la elaboración tradicional con las más modernas técnicas de seguridad alimentaria. Entre las variedades de miel, se encuentra la de tomillo, la milflores, la de encina y la de romero.


Geográficamente, las zonas productoras de la provincia de Zaragoza se distribuyen por las comarcas de Bajo Aragón-Caspe, Campo de Borja, Cinco Villas, Comunidad de Calatayud y Campo de Daroca.


Otros productos derivados de la miel son licores, vinagres y orujos.

Repostería de la tierra

Existe una gran diversidad dentro de la repostería aragonesa y de la zaragozana que, a menudo, no tienen unos límites geográficos muy claros. En cada pueblo, hay unos dulces típicos, bien correspondientes a una estación, bien disponibles todo el año, que suelen caracterizarse por llevar los mismos elementos básicos: harina, miel o azúcar, huevos y grasa animal o aceite vegetal. Sobre esta base, se han multiplicado cientos de variantes, incorporando otros ingredientes como frutos secos, chocolate, café, frutas desecadas, leche, especias, licores, vino, mermeladas, vegetales, yogur, etc.


Entre los nombres propios de la repostería típica zaragozana, cabe destacar la torta de balsa, característica del Bajo Aragón Caspe, cocida en horno de leña y con una cobertura a base de crema de almendras. También las tortas, pero de manteca, son las que se hacen en las poblaciones de la comarca de las Cinco Villas.

No es posible pasar por alto dulces como el guirlache, elaborado con almendras; o las frutas de Aragón, a base de frutas maceradas y cocidas en una fuerte concentración de almíbar azucarado.


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