La inteligencia emocional es la capacidad de detectar, identificar, comprender y regular las emociones que sentimos ante las distintas circunstancias que nos rodean. Nuestro nivel de inteligencia emocional afecta en las decisiones que tomamos cada día y ayuda a resolver problemas, interactuar con otras personas y controlar nuestros impulsos. Todo ello se ve más claro con un ejemplo:

Carlos lleva mucho tiempo queriendo hacer un viaje de interrail. Lo propone en su grupo de amigos, Pepe, Laura y María y, aunque todos quieren llevar a cabo el plan, no es el momento adecuado para ninguno de los cuatro, y tanto Carlos como los otros tres deciden esperar al momento propicio para poder disfrutarlo juntos. Sin embargo, un día por casualidad, Pepe y Laura encuentran una oferta para realizar el viaje que solo tiene un inconveniente: el paquete es solo para dos. No obstante, deciden comprarlo y no decir nada ni a Carlos ni a Laura, confiando en que no lleguen a enterarse.

Pero un día la información llega al resto de miembros del grupo a través de un conocido y ninguno de los dos pide explicaciones a sus amigos: para Laura es una decepción, pero entiende que el plan se estaba posponiendo demasiado y decide que ella disfrutará de otra ocasión para hacer el viaje. Sin embargo, Carlos afronta la escapada de sus amigos como una traición, puesto que él era el artífice del plan, de modo que decide cortar toda relación con ellos.

Esta situación ficticia pone a prueba los cuatro pilares de la inteligencia emocional: autoconciencia, autorregulación, empatía y habilidades sociales. La actitud de Laura demuestra que el proceso emocional sigue un recorrido que le permite analizar sus sentimientos, detectar la tristeza y la decepción porque sus amigos hayan decidido marcharse sin ella y sin avisarla, pero al mismo tiempo encajarla, aceptando la decisión de sus amigos de no posponerlo más y entendiendo que el viaje siempre estará disponible cuando ella lo esté, aunque sea sola o con otras personas y que puede compartir otras experiencias con ellos.

Por su parte, Carlos afronta la noticia como una ataque directo y personal y permite que la ira domine al resto de emociones llevándolo incluso a perder la relación con sus amigos y, por extensión, generando una tensión en su relación con Laura, porque ella no ha tomado la misma decisión.

Al mismo tiempo, la decisión de Pepe y María de no informar a sus amigos de su viaje puede venir dada por el miedo a que Carlos y Laura se enfaden. Al no contarles su plan, evaden la situación y retrasan un posible enfrentamiento que, previsiblemente, llegaría algún día.

Aunque la reacción de Carlos es quizás, la más natural, también es básica y primaria. En cambio, el desarrollo que sigue Laura desde la sorpresa y el enfado hasta la aceptación, requiere mayor seguridad en sí misma y una gran capacidad de autoconocimiento, autorregulación y empatía que, a su vez, ha seguido un proceso de reflexión que no siempre resulta sencillo llevar a cabo y que requiere un gran nivel de inteligencia emocional.

¿Qué harías tú? ¿Crees que tienes un buen nivel de inteligencia emocional? Ponte a prueba con este test:

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