La simpatía, la seguridad en uno mismo, el humor, la bondad... Muchas son las cualidades que pueden presentarse en nuestra mente al escuchar la palabra ligar. Sin embargo, y según las conclusiones publicadas por un estudio, la característica que convierte a un ser humano en irresistible es otra muy diferente.

Los investigadores de las universidades canadienses de Guelph y Nipissing descubrieron que, contra toda apuesta, la cualidad más atractiva es el altruismo. Para su trabajo, los científicos realizaron comparaciones entre la calidad del compromiso con causas solidarias de los participantes y el número de parejas sexuales que habían tenido a lo largo de su vida. Como resultado, los investigadores extrajeron que la mayoría de los sujetos que se identificaban como implicados con razones sociales habían tenido una mayor cantidad de relaciones íntimas que el resto.

Para llegar a esta conclusión, los profesores dividieron el estudio en dos partes. En la primera, los encuestados respondieron un cuestionario con preguntas del tipo '¿Has donado sangre?' y, después, contestaron a otros interrogantes de tipo sexual. En la segunda fase, y bajo la sospecha de que los participantes no hubiesen sido del todo sinceros, les ofrecieron la posibilidad de recibir 100 dólares por su aportación al trabajo o donar esa misma cantidad a una causa solidaria. El resultado fue coincidente: aquellos que entregaron el dinero habían tenido más parejas sexuales, duraderas y casuales, durante el último año.

Una explicación primaria

Además del cuestionario personal, los científicos también preguntaron a los integrantes del estudio por el nivel de atracción que sentían por sus compañeros. Este punto revalidó la conclusión extraída: los más solidarios repitieron como los más atractivos.

Para los investigadores, la explicación podría encontrarse en que las personas altruistas suelen mostrarse más amables y atentas con sus semejantes, evitando actitudes egocéntricas. Además, estudios previos confirmaron que, en las poblaciones de cazadores-recolectores, los hombres que compartían sus piezas con otros miembros de su comunidad eran los que más relaciones sexuales tenían.

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