Las 'stories' de Instagram, una adicción que te afecta más de lo que crees

La aplicación ha conseguido que millones de personas no se separen de sus teléfonos publicando cada una de sus rutinas o revisando las de los demás usuarios.

Los usuarios que más utilizan las redes tienen un peor nivel de satisfacción con la vida y más posibilidad de sufrir ansiedad u otros trastornos.
Los usuarios que más utilizan las redes tienen un peor nivel de satisfacción con la vida y más posibilidad de sufrir ansiedad u otros trastornos.
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Foto estratégica del desayuno, del entrenamiento en el gimnasio, de las horas interminables de trabajo y, como no, de las cañas con los amigos o la cena en el restaurante de moda. Publicar la rutina diaria en las ‘stories’ de Instagram es una parte esencial de la vida de muchos, que llega a los extremos en algunos casos. Si no tardas ni un minuto en mirar estas historias nada más levantarte (y en cualquier momento), publicas todos los aspectos de tu rutina y revisas una y otra vez las visualizaciones de cada una de ellas, tienes que reconocer la realidad esta red social se está convirtiendo en una verdadera obsesión para ti.

Una adición más perjudicial para la salud de lo que se cree. Esta tendencia tan habitual ya ha sido reflejada en diversos estudios. Estos trabajos concluyen que los usuarios que más utilizan las redes tienen un peor nivel de satisfacción con la vida y más posibilidad de sufrir ansiedad entre otros trastornos. Según el estudio Royal Society for Public Health de Reino Unido, Instagram es la red social que más efecto negativo tiene en sus consumidores. La gran mayoría de los participantes de esta investigación, 1.500 jóvenes de entre 14 y 24 años, reconocían que esta plataforma era la que más les influía en la percepción de su imagen corporal, la que más aumentaba el temor a perder su intimidad y la que más les quitaba el sueño.

No hay que olvidar que la mayoría de publicaciones, ya sean temporales o fijas, muestran solo una pequeña parte de la realidad. Las fotos y vídeos de viajes perfectos, comidas deliciosas o momentos increíbles (que son 'auténticas' exaltaciones de la amistad) pueden derivar en casos de estrés y depresión para las personas que exponen su vida y para las que la observan desde la pantalla de sus teléfonos móviles. La preocupación por mostrar esa felicidad ficticia ha llevado a auténticas estrellas de esta red a desmontar su propia vida paralela, enseñando la realidad que se esconde detrás de las publicaciones con miles de visualizaciones o 'likes'.

Pero esta presión por un exceso de exposición pública no es solo cosa de  ‘instagramers’ o ‘influencers’. Un porcentaje más elevado del deseado de los millones de usuarios de Instagram invierte gran parte de su tiempo en exponer o ‘cotillear’ este mundo virtual, ocasionando una gran infelicidad al comparar su vida con la que otros muestran. Una realidad que ya está siendo alertada por los expertos.

No existe aún el tratamiento oficial para esta adicción, pero dada la tendencia de consumo que se está siguiendo es probable que sea una realidad, tal y como ha sucedido con los trastornos derivados del abuso de videojuegos. La necesidad de estar permanentemente conectados está llegando a límites insospechados de los que se desconoce las consecuencias. Tal vez un futuro dominado por las redes sociales, como predice la serie 'Black Mirror', o grupos de desintoxicación para esta ‘plaga’. Sea como sea, y dejando a un lado estas opciones más catastróficas, conocer el desenlace de esta adicción masiva solo es cuestión de tiempo.

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