Siete mitos sobre el maquillaje

El maquillaje se ha convertido en un compañero indispensable en el día a día de muchas personas. Igual que en el resto de modas existen ciertos de estilos y de posibilidades. Tampoco se libran de los mitas que circulan en torno a él. Estas leyendas urbanas son poco beneficiosas por lo que hay que tener en cuenta cuánto de verdad hay en cada enunciado:

Las brochas solo se limpian si las utiliza otra persona: falso. No limpiar habitualmente tus propias brochas provoca que su vida útil disminuya y, además, provoca daños en la piel. Las brochas se ensucian y contaminan al estar en contacto con las superficies.  El maquillaje provoca acné: depende de la fecha de caducidad del maquillaje y de otros factores externos como la suciedad de las brochas y productos sin cuidar. La fecha de caducidad del maquillaje se encuentra indicada con un dibujo de un bote abierto, un número y la letra M. Esto significa que una vez abierto, permanecerá en buen estado sin demasiada contaminación externa el número de meses que aparezca indicado.  Los labios rojos no son para todos: falso. Todo depende del tono de rojo, que es el color de esta temporada. Además, para que el resultado sea perfecto, conviene cuidar los labios con una rutina diaria, ya que son una parte muy delicada del cuerpo.  Se puede usar el rimel 'waterproof' todo el tiempo: para nada. Esta máscara de pestañas es difícil de eliminar y además, debilita las pestañas.  Se puede dormir sin desmaquillarse: no. Es durante las horas de sueño cuando la piel se regenera y debe estar lo más limpia posible porque el maquillaje tapa los poros. Incluso si no se ha usado maquillaje es recomendable realizar una limpieza de piel.  Aplica la máscara de pestañas tanto en las superiores como inferiores: para algunas ocasiones esto puede ser correcto. Sin embargo, al aplicarlas en las inferiores se produce un efecto de envejecimiento.  El corrector debe ser más claro que la base: normalmente no, aunque se tiende a pensar que sí. El corrector debería ser igual o, como mucho, medio tono menos para que quede un resultado más natural.