Heraldo del Campo

Menos fruta y vino en la cesta de la compra

El informe sobre el consumo de alimentos presentado por el ministro Luis Planas evidencia que los españoles gastan más, pero han cambiados algunos de sus hábitos.

Hasta ahora, los alimentos pueden tener IVA general (21%), reducido (10%) y superreducido (4%).
El supermercado es el establecimiento más utilizado por los españoles para realizar la compra de alimentos.
Rafael Gobantes

Tras los duros años de la crisis, el gasto de los hogares comienza a recuperar cierta alegría. Y eso se nota también en la cesta de la compra. Lo dice el informe del consumo de alimentación en España 2017, presentado por el ministro de Agricultura, Ganadería y Alimentación, que revela que el pasado año los españoles se gastaron 102.584,72 millones de euros en alimentación y bebidas, lo que supone un incremento del 3,6% en dos años (no se compara con 2016 porque ese ejercicio hubo un cambio de metodología para cuantificar el consumo fuera de casa).

Pero, si se bucea en los datos, el documento deja claro que se compra más pero se compra de otra manera. Hay cambio de hábitos y estos afectan de manera especial a algunas de las producciones con mayor presencia en las tierras de cultivo y las industrias agroalimentarias aragonesas.

Las frutas y las hortalizas continúan siendo los productos que más compran los hogares españoles, con 170 kilos por persona y año, que representan el 18,8% del gasto total. Pero pierden peso en el conjunto de la cesta de la compra. Su consumo se redujo el pasado año un 3,5% respecto a 2016 y se redujo también el gasto en estos alimentos en un 0,9%. El melón y las mandarinas fueron los frutos, según detalla el informe, que más contribuyeron a este descenso, mientras que cerezas y ciruelas (de las que la Comunidad es el principal productor) gozaron del favor de los consumidores, cuyas compras contribuyeron a que su consumo creciera tanto en valor como en volumen.

Más cerveza

El vino también se deja ver menos en las mesas de los hogares españoles. Su consumo, cava incluido, se desplomó el pasado año un 5,4%. Un porcentaje que se eleva casi al 8% si se pone el foco en el vino que se consume en bares y restaurantes.

La otra cara de la moneda la protagoniza la cerveza -Aragón cuenta con una centenaria industria elaboradora-, que «atraviesa un momento óptimo, con un aumento de la demanda tanto dentro como fuera del hogar», en palabras del ministro del ramo, Luis Planas. Dicho en cifras. Su consumo ha repuntado un 2,7% y se eleva a 42,04 litros por persona (casi 30 litros más que el consumo per cápita de vino). Se bebe más cantidad en casa, pero el 76,1% del valor total corresponde a las consumiciones realizadas en bares y restaurantes, según recoge el informe.

El aceite de oliva también cede terreno en la cesta de la compra de los hogares españoles, mientras avanza sin complejos el de girasol. Así, mientras el consumo del primero se desplomó un 20,5% el pasado año, y se anota ya cuatro ejercicios consecutivos en caída libre, el segundo ha repuntado también a dos dígitos, un 21,1%. Y aunque el aceite de oliva continúa siendo el más popular entre los consumidores españoles, con una cuota de consumo en volumen del 32,7%, el de girasol ya ha conseguido adelantar al virgen extra con un 31,9% y un 21,4% respectivamente. Muy lejos se sitúan los aceites de semillas o de orujo.

Son los elevados precios del oro líquido, dicen los expertos, los que han provocado este repliegue del consumo, aunque el virgen extra triunfa en la cesta de la compra, sobre todo la de aquellos hogares con un renta media-alta y sin niños pequeños, donde el consumo se ha elevado hasta los 2,5 litros.

La cuestión económica tiene peso en la cesta de la compra. Así parece a juzgar por los datos recogidos en el informe sobre el consumo en alimentación, donde se comprueba cómo el pescado, el marisco y la conserva no son capaces de abandonar la senda descendente que iniciaron hace ocho años. Será porque su precio medio se ha incremento hasta los 8,29 euros por kilo, lo que supone un aumento del 4,4% respecto al pasado año, por lo que las ventas de estos productos han crecido en valor (0,9%), pero siguen en negativo en lo que se refiere a volumen (-3,3%).

Por contra, tal vez por falta de tiempo para cocinar, los platos preparados y precocinados, especialmente de legumbres, carne, sopas, purés, arroz, pasta y, sobre todo ensaladas, siguen al alza y se anotaron el pasado año un crecimiento del 4,8%, quizá adquiridos en el supermercado, porque son estos establecimientos por los que los consumidores muestran mayor predilección. Allí se realizan el 47,3% de las compras, mientras que la compra por internet continúa todavía en porcentajes mínimos (1,2%).

Desperdicio

El informe detalla no solo lo que comemos, sino también lo que desperdiciamos. En 2017 los hogares españoles tiraron a la basura 1.229 millones de kilos de alimentos, lo que supone 23,6 millones de kilos semanales, eso sí, un 5,7% menos respecto al periodo anterior. De esta cifra, el 87,5% fueron a la basura tal cual habían sido comprados. Frutas, verduras y hortalizas y pan son los alimentos más desechados en cuanto a volumen total, si bien la mayor tasa de desperdicio, señala el documento, corresponde a salsas: un 20,7% de lo comprado acaba en la basura.

Más información en el Suplemento del Campo

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