Heraldo del Campo

Casa de Ganaderos: una historia que comenzó hace 800 años

Fue un 18 de mayo de 1218. Y ya han pasado 800 años, los que el próximo viernes celebra Casa de Ganaderos en un acto central que conmemorará su larga trayectoria, su sólido presente y un futuro por escribir para el que se prepara con inversiones, nuevos productos, innovación y la apertura a mercados internacionales.

Documento fundacional del Justiciazgo de Casa de Ganaderos, con sello en cera Jaime I, el Conquistador.
Documento fundacional del Justiciazgo de Casa de Ganaderos, con sello en cera Jaime I, el Conquistador.
José Miguel Marco

Esta historia comenzó a escribirse el 18 de mayo de 1218. Y sus primeras líneas tienen firma y sello real. Las imprimió de puño y letra Jaime I el Conquistador, cuyo afán por ganarse adeptos con poder no podía obviar a los ganaderos de ovino de Zaragoza, uno de los grupos de presión más potentes de la época con una significativa fuerza económica y social.

En aquel primer documento, el monarca firma un privilegio nombrando a Domingo de Montealtet Justicia de los Ganaderos de Zaragoza y otorgándole la jurisdicción civil y criminal en todos los asuntos relacionados con la ganadería. Es el inicio de la larga andadura de Casa de Ganaderos, la cooperativa de ovino aragonesa más antigua de Europa, que celebra este viernes, y por todo lo alto, una trayectoria empresarial que suma 800 años ininterrumpidos de actividad. Ochos siglos que han dado para llenar numerosas páginas con una trayectoria cuajada de épocas de esplendor en las que institución contribuyó incluso a la expansión de la ciudad, atrayendo a "inversores de aquella época" que compraban ovino y se instalaban en Zaragoza para gozar de los privilegios reales, generando así una ‘industria auxiliar’ -léase en términos de la época- de actividades adyacentes relaciones con la lana, el sebo o la carne...

Ocho siglos en los que Casa de Ganaderos, que nació con el nombre de Cofradía de San Simón y San Judas, también ha protagonizado historias de tiempos difíciles que pusieron a prueba la fortaleza de la empresa y del gremio que la sustentaba. Ocho siglos para escribir episodios con trascendentales decisiones empresariales que determinaron la pervivencia de la actual cooperativa o de ingeniosas soluciones con las que se sortearon los impactos de distintas guerras y algún que otro capricho real que llegaron a poner en peligro la continuidad de la institución.

Una historia de 800 años que describe el presente de una empresa adaptada a los nuevos tiempos, dedicada actualmente a la comercialización de cordero de calidad -en gran parte bajo la Indicación Geográfica Protegida Ternasco de Aragón-, y que ha abierto nuevos mercados, algunos tan lejanos como Abu Dabi. Con 270 socios ganaderos con explotación propia, que aglutinan una cabaña de 120.000 ovejas, Casa de Ganaderos sopla el viernes sus 800 velas preparándose para el futuro con innovación, inversión y apertura internacional. Porque le queda mucha historia por escribir.

Explica el director general de Casa de Ganaderos, Carmelo Heras, que esta cooperativa aragonesa se dedica a homogeneizar y recoger los corderos que crían en sus propias explotaciones sus 250 socios, una producción que la empresa saca al mercado en el momento óptimo para conseguir el mejor precio por su comercialización. Un montante económico que después revierte a los ganaderos de la manera más equitativa y elevada de la que es capaz. "Para eso es necesario vender lo mejor posible y con los menores gastos posibles. Esa es nuestra misión", señala Heras. A ella se dedica la firma desde hace "apenas" medio siglo, un periodo que en cualquier otra empresa podría significar un récord, pero que para Casa de Ganaderos suena a poco tiempo. Porque esta cooperativa, que nació como cofradía en época medieval y en pleno apogeo del Reino de Aragón, lleva a sus espaldas 800 años de historia, de los que "solo en el 5% de su larga vida la función principal ha sido el comercio de carne de cordero", señala Heras.

En los 750 años anteriores sus ocupaciones han sido múltiples. Controló la jurisdicción civil y criminal en todos los asuntos relacionados con la ganadería en Zaragoza. Tenía su propio justiciazgo y horca propia y era tal su poder que sus sentencias, incluida la pena capital, no eran recusables ante ningún órgano superior. Ejerció la administración de los pasos y el cumplimiento de los privilegios de pasturas de los zaragozanos tutelando los desplazamientos de sus rebaños hacia las valles pirenaicos o el Sistema Ibérico de Teruel. Y antes de convertirse en cooperativa, allá por los años 80, centraba su actividad en la venta de la lana de los corderos de los socios. "Fue durante mucho tiempo una actividad muy rentable, tanto que la Casa de Ganaderos tenía un lavadero propio", explica el director general, que matiza que sin la valentía de los que decidieron cambiar la orientación de la actividad la empresa había desaparecido ante el decaimiento de este mercado. Lo ilustra con un ejemplo: con un rebaño de 120.000 ovejas (el que disponen en la actualidad) podrían obtener unos 150.000 kilos de lana, con los que, "siendo muy optimistas", podrían obtener 40 céntimos por kilo, esto es, unos 60.000 euros de facturación. "Comparado con los casi 10 millones de euros que alcanzan ahora nuestras ventas, es fácil de imaginar que aquello no era una apuesta de negocio", puntualiza Heras.

Y es que "aunque la suerte siempre juega un papel decisivo", si hay una clave que explica la longevidad de esta empresa es su capacidad de adaptación, su resiliencia como se define ahora la fortaleza de las empresas para reaccionar y adaptarse a las dificultades, las nuevas exigencias de los mercados o el entorno económico. "Si nos hubiéramos dedicado siempre a lo mismo, a día de hoy no existiríamos", asegura.

Hay también otro ingrediente con el que Casa de Ganaderos ha conseguido evitar la fecha de caducidad. Es su austeridad. "Su preocupación ha sido siempre la salud económica de sus socios, nunca la suya propia", señala Heras. Dicho de otra manera, no era una organización rica, apenas tenía propiedades, y esa cualidad -para otros defecto- le salvó de la codicia de reyes o gobernantes, para los que no había mucho que expropiar en el patrimonio de Casa de Ganaderos, ni siquiera en su época de esplendor. Prueba de ello es que cuando Fernando VII llegó a Zaragoza para intentar disolver la institución y quedarse con sus riquezas, comprobó que no había tales y llegó a un acuerdo con Casa de Ganaderos para que pudiera mantener parte de sus privilegios. Pidió dinero a cambio, un pago que se consiguió gracias a las aportaciones de los socios.

No corrió la misma suerte la Mesta, una poderosa organización de ganaderos del reino de Castilla fundada en 1273 y abolida en 1836 y con la que Casa de Ganaderos se compara para sacar pecho. "Por desgracia en Aragón sigue siendo más conocida la Mesta, pero Casa de Ganaderos fue creada 50 años antes y además la sobrevive, ya que la organización castellana desapareció en tiempos de Fernando VII", puntualiza Heras.

Decisivos momentos

Y eso que en esta andadura de ocho siglos, la cooperativa aragonesa ha tenido que hacer frente a decisivos momentos que pusieron en peligro su continuidad. De todos ellos, Carmelo Heras destaca "allá por el 1709" cuando Felipe V de Anjou quitó los fueros a Aragón, entre ellos el criminal, con los que Casa de Ganaderos pierde «muchísimo poder". Podría haber desaparecido entonces, pero consiguió mantener la jurisdicción civil y hacer frente a ese primer envite.

Si hubo un periodo convulso que hizo tambalear los cimientos -y su prolijo archivo histórico- de Casa de Ganaderos ese fue la guerra de la Independencia. "Cuando los franceses tomaron Zaragoza el edificio se convierte en el vestidor de las tropas francesas y en una maniobra un tanto novelesca, sus responsables se ponen en contacto con el cura de Mediana de Aragón para que se lleve el archivo de Zaragoza", explica Heras, que matiza que no solo los documentos históricos estuvieron en peligro, sino también la cabaña de ovino. Los animales llegaron a reducirse de las 140.000 cabezas a apenas 5.000 ya que se habían convertido en alimento de las tropas francesas. Eso, hasta que el presidente y el consejo de la cooperativa dejaron claro a las tropas invasoras que la situación era insostenible y no habría más carne porque no estaban dispuestos a perder todo el ganado. Una valentía que permitió volver a recuperar la cabaña.

Las intenciones de Fernando VII para hacerse con las supuestas riquezas de Casa de Ganaderos y «hace cuatro días, en términos de la casa», reitera Heras, el hundimiento del mercado de la lana fueron momentos decisivos en los que la continuidad de la institución se paseó por la cuerda floja.

Comercialización de carne

Pero no solo del pasado vive Casa de Ganaderos. La cooperativa, ahora presidida por Antonio Sierra, ha resistido el paso de los siglos para convertirse en una empresa dedicada a la comercialización de ovino, que cuenta con 250 socios y factura cerca de 10 millones de euros. Su producto estrella es el Ternasco de Aragón, pero también comercializan cordero halal, ecológico y lechales, cabritos y cordero ‘comercial’. Cuenta con una sala de despiece y envasado integrada en el matadero de Mercazaragoza, que les permite procesar el producto en un tiempo récord y con el mínimo manipulado. Un producto que lleva la marca 1218 y que se ha ido adaptando también a los gustos y nuevos hábitos del consumidor, con novedosos formatos y cortes. Sus ventas se han extendido por el mercado nacional y buscan ahora un hueco en el exterior, no para comercializar volumen sino calidad. Así, y aunque todavía sea en cifras simbólicas, ya han hecho sus pinitos en Emiratos Árabes o en Japón.

Con este presente, la empresa aragonesa ha comenzado a escribir la historia que le espera. "A los que tenemos mucho pasado nos gusta mirar hacia el futuro", señala Heras, que reconoce que los difíciles momentos que atraviesa el sector ovino -una ganadería estancada y un consumo en descenso que tiene que ver con el precio- hacen que esta mirada deje entrever «no tristeza, pero sí preocupación», asegura.

"Tal como se produce el cordero en Aragón hace que sea la ganadería más sostenible del mundo porque las ovejas pastan libremente y crean un elevado beneficio medioambiental, ya que eliminan rastrojos, se comen lo que a la naturaleza le sobra y ayudan a conservar bosques y campos", destaca Heras, que matiza que todo ello implica que esta sea una ganadería de baja productividad y alta mano de obra. Eso significa, puntualiza, que "es muy cara de producción", por lo que el precio al consumidor es alto. "Lo ideal sería seguir haciendo una carne sostenible, sana y muy buena para el medioambiente a bajo precio, ese es quizá el reto, pero de momento no somos capaces de encontrar el camino", reconoce el director general. Y en eso trabaja ahora Casa de Ganaderos, centrada en innovadores proyectos de investigación no solo para mejorar la calidad de vida del ganadero sino también para reducir los costes de producción.

Felipe VI, un invitado de lujo

Mientras todo eso llega, la cooperativa lleva todo el año celebrando una trayectoria con la que puede presumir de ser la empresa en activo más antigua de Europa. Su fiesta de cumpleaños, el acto central de onomástica, será mañana, 18 de mayo. Le han llamado Ligallo 2018, una palabra aragonesa de origen pastoril que hace referencia a las reuniones que en la Edad Media mantenían por las noches los responsables de los rebaños, desde los pastores a los zagales pasando por los rabadanes.

Un ligallo del siglo XXI que reunirá en la sala de la Corona del Edificio Pignatelli a los socios de Casa de Ganaderos y sus amigos. Entre ellos -se prevé unas 500 personas-, un invitado de lujo, el rey Felipe VI. Exposiciones, la entrega a la Virgen de manto con el escudo de la Casa de Ganaderos y una serie de ocho conciertos, uno por cada siglo cumplido, son los regalos que la cooperativa ha querido hacer a la ciudad para celebrar su aniversario. Toda una programación que se completará el próximo 23 de junio con una ‘Procesión de las Horcas’, en la que grupo de actores ataviados con trajes medievales conducirá un rebaño de 200 ovejas con el que se recreará la trashumancia del ovino en siglo XIII con un paso de ganado desde la horca municipal (Mercado Central) a la horca de Casa de Ganaderos (Cascajo).

Más información en el Suplemento Heraldo del Campo

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