Heraldo del Campo

Un laboratorio en la despensa de casa

La empresa zaragozana Zeulab, que fabrica equipos de control y análisis de los alimentos, quiere distribuir sus productos a todos los agentes de la cadena alimentaria.

trabajadora de la empresa zaragozana Zeulab realiza una analítica.
trabajadora de la empresa zaragozana Zeulab realiza una analítica.
Zeulab

Poner elementos de análisis de laboratorio a disposición de cada uno de los elementos de la cadena alimentaria, desde el ganadero hasta el restaurador e incluso el usuario privado, es el objetivo de Zeulab. Esta empresa, que emplea a unas 30 personas, se dedica desde 1995, cuando arrancó como un proyecto spin-off de la Universidad de Zaragoza, al desarrollo de soluciones de diagnóstico para el control de la calidad alimentaria.

«Queremos ofrecer soluciones de diagnóstico sencillas y rápidas para que no solo los laboratorios especializados, sino incluso el usuario particular pueda hacer un autocontrol en su propio domicilio», explica el director gerente de Zeulab, Pedro Razquin.

Zeulab dedica un tercio de su actividad a la investigación y desarrollo de nuevos productos de diagnóstico con el objeto de aportar soluciones analíticas innovadoras que hagan más sencillo y eficaz el trabajo de sus clientes. Inmunoquímicos, enzimáticos, moleculares o microbiológicos son algunos de los tipos de test que desarollan. Los otros dos tercios de su actividad se destinan a los ámbitos de investigación y comercialización de sus productos.

Zeulab exporta sus productos a más de 40 países, entre ellos, los principales de Europa así como Estados Unidos y China. También se encuentran entre su cartera de mercados países sudamericanos como Brasil o Argentina e incluso asiáticos como Irán o Tailandia, donde cuentan con pequeñas redes de distribución.

Razquin reconoce que los países a los que más relevancia a la seguridad alimentaria «son Estados Unidos y Europa». No obstante, «la globalización está haciendo que el resto de países, si quieren introducir sus productos en estos mercados, deban homologarse a los estándares de seguridad más elevados por lo que cada vez le están dando más importancia a esta materia».

Algo que repercute de manera muy positiva en la calidad de los alimentos que llegan al consumidor final, que cada vez, a juicio del máximo responsable de Zeulab, «es más consciente y da más importancia a la calidad de los alimentos que consume. No solo en materia de alérgenos, que quizá es lo que afecta más directamente a cada usuario, sino en lo que atañe a otros componentes como los antibióticos». «Cuando los consumidores y las autoridades presionan y el sector alimentario incrementa el número de análisis, la calidad de los productos mejora», añade.

El objetivo de la tecnología de diagnóstico de alimentos es doble. Por un lado, ser cada vez más precisa en la detección de agentes nocivos, y, por otro lado, realizar los análisis y obtener resultados con la mayor celeridad posible, algo que permiten los equipos e instrumentos que fabrica y comercializa Zeulab.

«La tecnología ayuda a ser más rápido», señala Pedro Razquin. «Con nuestros equipos podemos evitar tener que enviar muestras a un laboratorio, sino que podemos hacerlas in situ. En la misma granja, fábrica de elaboración, restaurante o en la propia casa», indica.

No obstante, la clave del diagnóstico «es -detalla Razquin- que permite al usuario verificar que está haciendo las cosas bien, que no hay errores. Es la garantía de que los productos cumplen con todos los requisitos de sanidad y calidad establecidos».

Antibióticos y alérgenos

Aunque los equipos de diagnóstico que fabrica y comercializa la empresa zaragozana permiten la detección de una amplia gama de agentes patógenos, son quizá los alérgenos y los antibióticos, los más conocidos para los usuarios en general.

Las alergias afectan principalmente a la población infantil. El huevo, la leche, el gluten o el pescado son algunos de los alimentos a los que mayor número de personas son alérgicas. El porcentaje de personas alérgicas ha crecido en los últimos años para pasar del 5 al 8% entre la población infantil y del 2 al 4% en adultos.

El uso de antibióticos para favorecer el crecimiento de los animales destinados a la carne es una de las principales malas prácticas que se pueden producir en el sector.

La consecuencia de esta mala práctica es que las bacterias se vuelven resistentes a dichos antibióticos que se supone que deben combatirlas. Según los datos que manejan desde Zeulab, cerca de 12.000 personas murieron en España entre 2011 y 2015 tras infectarse con bacterias resistentes.

Más información en el Suplemento Heraldo del Campo

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