Heraldo del Campo

Una ¿buena? cosecha

Ya hay previsiones sobre la próxima producción de almendra. En Aragón se habla de un incremento del 9,5% respecto a 2016. Pero, ¿es tan buena la cosecha que viene? Los representantes del sector tienen dudas.

Imagen de archivo de plantaciones de almendro en plena floración en una explotación agrícola de El Frasno en la comarca de Calatayud.
Imagen de archivo de plantaciones de almendro en plena floración en una explotación agrícola de El Frasno en la comarca de Calatayud.
Jesús Macipe

Quedan todavía más de dos meses para que comiencen a recogerse las primeras variedades tempranas de almendra, pero los productores ya han comenzado a hacer cálculos. Las primeras estimaciones de cosecha llegan desde Madrid, donde representantes de las organizaciones agrarias (COAG, Asaja y UPA), de Cooperativas Agroalimentarias de España y Asociación Española de Organizaciones de Productores de Frutos Secos y Algarrobas (Aeofruse) estiman que este año Aragón volverá a mejorar las cifras.

Las previsiones hablan de una campaña en la que se recogerán 16.859 toneladas de almendra en grano. Supone un 9,51% superior a la de la campaña anterior, la que consiguió que Aragón se subiera a lo más alto del podio en el ranking de productores españoles a pesar de contar con la mitad de la superficie cultivada de la que dispone Andalucía. Claro que en aquella ocasión, la cosecha del sur del país se vio fuertemente mermada por un «atípico clima que afectó gravemente al fruto en el momento en que se encontraba en plena floración», como así se explicó entonces.

Con las actuales previsiones de campaña, con la que se obtendría además una cosecha superior en un 51,45% a la media de los últimos cinco años, la Comunidad seguiría manteniendo su liderazgo en producción, que se estima superior incluso a la de su más directo competidor, Andalucía, a pesar de disponer de más de 14.000 hectáreas, esperan 16.525 toneladas de almendras en grano, lo que significa, eso sí, nada menos que un incremento de más del 57% respecto a 2016.

En el conjunto del país se espera alcanzar una producción de 57.735 toneladas, un 25,91% más que en la campaña anterior, gracias a los destacados incrementos que se prevén en todas las zonas productoras -excepto Baleares- donde las cosechas mejoran en porcentajes que van desde el 5,25% de La Rioja al 48,86% de Comunidad Valenciana o al 57,38% de Andalucía.

A pesar de que estas cifras se basan en cálculos realizados desde los productores de cada comunidad y aportados y debatidos en la Mesa Nacional de Frutos Secos, lo cierto es que las cifras han sembrado dudas entre los representantes de las organizaciones agrarias de la Comunidad y de Cooperativas Agroalimentarias de Aragón. Quizá por experiencias pasadas, reconocen que es pronto para echar las campanas al vuelo, que existen matices en estos datos y que el clima tiene aún mucho que decir. Y no creen que sea para bien. Preocupa la sequía, hay que contabilizar los daños provocados ya por las heladas y queda «mucho verano por delante».

La Mesa Nacional de Frutos Secos señala que el aumento de la superficie ocupada por almendros y la entrada en producción de muchas de estas hectáreas explican el incremento de cosecha previsto para esta campaña. Y es que el alto precio que la almendra ha cosechado en los últimos años, en los que ha llegado a cotizar rozando los nueve euros el kilo alentados por una feroz sequía en California, el mayor productor del mundo con diferencia, animó el interés de los agricultores por estas producciones, hasta hace unos años casi marginales, cuyos árboles tardan en el mejor de los casos -léase regadío- unos tres años, que se elevan hasta cinco si la plantación está situada en secano.

Buen ejemplo de ello ha sido la Comunidad aragonesa, donde el almendro se extiende este año, según datos de las declaraciones PAC, por una superficie de 67.416 hectáreas, casi 3.000 más que en la pasada campaña. La mayor parte de ellas situadas en la provincia de Zaragoza, pero también con destacada presencia en Teruel. Pero, eso sí, apenas unas 10.000 disponen de riego.

Con este dato es con el que Cooperativas Agroalimentarias de Aragón pone el matiz a las primeras estimaciones de campaña. «Si comparásemos las cifras con las mismas hectáreas del año pasado habría una pérdida de cosecha por la sequía y las heladas», señala la técnico de esta organización, Yolanda Parrilla, que reconoce que este descenso se compensa con la entrada en producción de esas 3.000 nuevas hectáreas, que además se encuentran en regadío. «Se trata de plantaciones de intensivo con rendimientos muchísimo más elevados», matiza.

Parrilla explica que los cálculos se han realizado tomando como referencia el fruto que ahora se aprecia en el árbol, pero reconoce que habrá que esperar su evolución para saber con certeza si lo que se ve es lo que hay. Porque pudiera suceder que la falta de lluvias haya impedido el crecimiento del grano o que este no tenga suficiente rendimiento (tamaño). «Hasta que no avance más la campaña no lo sabremos», señala.

«Quizá se peque un poco de optimismo», dice José María Alcácera, representante de Asaja-Aragón en la Mesa de Frutos Secos, cuando repasa las previsiones. Asegura que hubiera preferido que se fuera más cauto con las estimaciones, porque después, en posteriores reuniones, habrá que corregir los datos a la baja «y no queda nada bien».

Y es que los augurios siempre están sujetos a los caprichos del clima. Alcácera recuerda que el almendro está notando los efectos de una primavera seca y calurosa, en la que apenas ha caído una gota. Le han perjudicado también las heladas del pasado abril. «Hay frutos afectados y puede que haya menor rendimiento», insiste el representante de Asaja, que destaca que los productores están «a la expectativa» porque todavía hay que esperar más de dos meses antes de poder iniciar la recolección. «Y ya veremos qué pasa con la sequía», puntualiza.

También le chirrían los datos a Bernardo Funes, representante del sector de frutos secos en UAGA. «Lo que veo es que no están descontadas las pérdidas por heladas», señala. Y es que, como coinciden en destacar todos los representantes del sector, es prematuro definir el alcance de las afecciones que el hielo ha provocado principalmente en las comarcas de Calatayud y Daroca (en la provincia de Zaragoza), Matarraña (Teruel) y Ribagorza (Huesca). Por eso, Funes cree que hay tener en cuenta los factores climáticos, pero reconoce que algo más falla en los datos. «No puede ser que Andalucía con el doble de superficie produzca lo mismo que Aragón y que nuestros rendimientos sean, según estos datos, tan elevados respecto a los que otras comunidades, cuando aquí gran parte de las plantaciones están en secano», dice Funes, que inmediatamente pone también la nota positiva. «Igual es que lo estamos haciendo mucho mejor que los demás».

¿Y los precios?

Pero se alcancen o no estas previsiones, lo que no preocupa son los precios de la almendra. «Es cierto que son más bajos», destaca Parrilla. Y a renglón seguido matiza: «Pero van a seguir siendo elevados». En su opinión, los precios van a ser altos durante años porque la promoción realizada por EE. UU. en China ha generado una gran demanda que beneficia a todos los productores.

Alcácera asegura que «no vamos a ser tan ilusos de creer que los precios siempre van a estar a 9 euros el kilo, pero con cotizaciones entre 4 y 5 euros (como están ahora), el cultivo es rentable», dice. Y Funes coincide con el argumento, pero añade un detalle. «Esto es así sobre todo en producciones de intensivo con riego de apoyo. El problema lo tenemos en los secanos, donde los rendimientos son muy bajos».

Campo de pruebas

para saber más del pistacho

Fue un larga sequía la que puso de moda el cultivo de la almendra. La sufrió California, en la costa oeste de Estados Unidos, un estado que produce el 82% de todas las almendras del mundo, que cuenta con más de 324.000 hectáreas plantadas y una producción estimada de más de un millón de kilos, que desde 2013 y durante cuatro años tuvo que soportar el más árido clima que había conocido su historia. Y por una vez, la falta de lluvias, aunque fuera a más de 10.000 kilómetros de distancia, se convirtió en una oportunidad para los agricultores españoles. Se disparó el precio de la almendra, pero también su prestigio y el cultivo se presentó como una alternativa rentable en un escenario en el que precisamente las cotizaciones agrarias en origen no atravesaban -tampoco ahora- sus días más dulces.

De la mano de esta producción, cuya superficie ha crecido de forma espectacular en toda España, apareció también otro fruto seco, el pistacho, que llegó pidiendo paso y exhibiendo credenciales de elevados precios y gran demanda.

En Aragón también han calado las posibilidades que puede ofrecer este producto. Pero aquellos agricultores que apuestan por la diversificación quieren estar seguros de que es verdad todo lo que se dice y se cuenta sobre las bondades de este alimento originario de Oriente Medio y cuya mayor producción se localiza en Irán.

Es lo que ha hecho Francisco Ponce, agricultor de la comarca zaragozana de Calatayud y secretario provincial de UAGA-Zaragoza, que ha reservado un hueco en su explotación en Aniñón (Zaragoza) para plantar este año ocho ejemplares de pistacheros y poder «ver y tocar» los frutos. «Y aprender». Dado que este árbol no cuenta con variedades autofértiles, el ‘campo de pruebas’ de Ponce cuenta con 3 ejemplares de floración tardía de la variedad kerman -que toma el nombre de la región iraní de la que procede- y dos de su polinizador peters, y otros 3 de floración temprana de la variedad aegina y dos de su copolinizador c-especial.

«Nos están vendiendo mucho humo y no nos podemos fiar», dice este agricultor y sindicalista, que quiere comprobar con sus propios ojos que el suelo y el clima aragonés es idóneo para este cultivo. «Son muchas las charlas en las que nos explican que las primaveras de la Comunidad podrían ser limitantes, aunque no un obstáculo insalvable, para el cultivo, pero yo prefiero comprobarlo en terreno propio», insiste este fruticultor al que le gusta «experimentar» con nuevos cultivos como ha hecho con el caqui.

Ponce ha sembrado sus pistacheros en regadío. Quiere certificar que la entrada en producción se acorta notablemente respecto a los siete años que hay que esperar para ver el fruto en los cultivos de secano. Y espera además poder dar la razón, por experiencia propia, a aquellos que hablan de rendimientos de más de 2.000 kilos por hectárea en tierras con riego.

Sean cuales sean los resultados, Ponce destaca que este fruto seco puede ser una alternativa en los secanos frescos, pero aún así asegura que no será viable si la industria no está cerca porque su manipulación no es precisamente sencilla.

Más información en el Suplemento Heraldo del Campo

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