Heraldo del Campo

El CSI del campo

Eurofins es una de las empresas de referencia para el sector por sus análisis y asesoramiento sobre el impacto de los productos fitosanitarios sobre los cultivos.

Un trabajador de Eurofins realiza un tratamiento en unas tierras de cultivo.
Un trabajador de Eurofins realiza un tratamiento en unas tierras de cultivo.
Eurofins

En un momento en el que la seguridad alimentaria es una de las principales preocupaciones, controlar y reducir los riesgos es una labor que día a día conlleva una mayor complejidad debido a la globalización de los mercados de materias primas, el incremento y diversificación de la legislación y la mayor sensibilización de todos los agentes implicados en la cadena de valor de los alimentos. Evaluar, diseñar y gestionar los sistemas y controles que contribuyen a la minimización de los riesgos potenciales requiere de planteamientos integrales a lo largo de todas las fases de la producción, la cadena de suministro y la distribución.

Eurofins es una de las empresas de referencia para el sector agroambiental y desde hace más de 20 años colabora con agricultores, empresas productoras, empresas transformadoras y de servicios agrícolas, ingenierías y consultorías, plantas de tratamiento, gestores de residuos, centros de investigación y Administración Pública. Ofrecen un servicio global que incluye la toma de muestras, interpretación analítica y el asesoramiento continuo.

Analizar el impacto de los productos fitosanitarios en los cultivos con el fin de establecer sus normas de uso y ofrecer alimentos de la mejor calidad es la actividad que desarrolla la delegación que el grupo multinacional Eurofins tiene en Zaragoza. Además de en la capital aragonesa, el grupo tiene oficinas en Sevilla, donde se ubica la central española, Valencia y en el norte de Portugal. Desde todas ellas, su personal sale a los diversos campos de cultivo para realizar estudios de impacto de los productos fitosanitarios en los cultivos.

La privilegiada situación de Zaragoza fue una de las principales razones por las que el grupo Eurofins eligió instalar, ya en el año 2000, una oficina en la capital aragonesa, concretamente en el polígono de Malpica. «Estar en Zaragoza nos permitía acceder de manera rápida y cómoda estudios en tipos de cultivo como los frutales o los productos de huerta que en otras zonas donde estamos presentes no se encuentran con tanta asiduidad», aseguran desde la compañía. Desde cereales como el maíz hasta hortalizas como la endivia, todos ellos pasan por las manos de los analistas de Eurofins antes de ser disfrutadas en las mesas no solo de todo nuestro país, sino también de gran parte de Europa.

«Realizamos dos tipos de estudios, uno de ellos tiene que ver con las buenas prácticas de laboratorio (denominados BPL) -explica Gonzalo Valencia, coordinador de la oficina de Eurofins en Zaragoza- que consisten en determinar el residuo que los fitosanitarios empleados durante el cultivo dejan en el fruto final». Estos ensayos permiten determinar el conocido como período de seguridad. Es decir, el tiempo que debe transcurrir sin utilizar el producto fitosanitario antes de la recolección del producto para que este llegue al consumidor final en perfectas condiciones.

El otro tipo de ensayos que realizan desde Eurofins consiste en medir la eficacia de los productos fitosanitarios contra malas hierbas o plagas. El objetivo es obtener plaguicidas y herbicidas mucho más eficaces y menos contaminantes con el fin de mejorar el aspecto y las cualidades del producto que adquiere el consumidor final en su comercio habitual.

Nuevos retos

Los ensayos realizados por los analistas de Eurofins se analizan, por lo general, en los laboratorios que la firma tiene en países como Alemania o el Reino Unido. Dichos laboratorios elaboran una serie de informes con los resultados obtenidos. Se trata de unos documentos que resultan esenciales ya que estas últimas tienen la obligación de presentar estos documentos con anterioridad al registro de estos productos y su posterior venta y utilización. Posteriormente, son las administraciones públicas las responsables de velar por el cumplimiento de las instrucciones y el buen uso que de ellos se haga durante el cultivo de los alimentos.

La tendencia cada vez más arraigada del consumo de productos biológicos u orgánicos, supone un nuevo desafío para las empresas productoras de fitosanitarios. «Los productos orgánicos presentan modos de acción diferentes a los productos químicos de síntesis tradicionales pero muestran su ventaja en una mayor sostenibilidad», afirma Valencia». «Además la oferta de productos de este tipo por el momento es insuficiente para cubrir todas las necesidades que presentan los cultivos aunque la tendencia es claramente a aumentar», añade.

Pero, este cambio de tendencia «ha supuesto un nuevo reto para el sector de los fitosanitarios que encamina su futuro a la búsqueda de nuevos productos que puedan, de un modo u otro, entroncar con esta nueva tendencia», asegura Valencia, quien destaca que esta evolución constante en el sector es «algo que también nos lleva a estar continuamente evolucionando ya que los objetos de nuestros estudios son cada vez más avanzados».

Más información en el Suplemento Heraldo del Campo

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