Heraldo del Campo

Una doble integración

Atades ha puesto en marcha un proyecto de tracción animal, en su huerto de la Ciudad Residencial Sonsoles, donde trabajan personas con discapacidad

Roberto y los usuarios acompañan a los burros en su trabajo.
Roberto y los usuarios acompañan a los burros en su trabajo.
Carlos Muñoz

Desde hace unos meses, Jacinta y su hija Lola han dejado de ser dos burras ociosas y han pasado a convertirse en el pilar fundamental del proyecto de agricultura con tracción animal que se está poniendo en marcha en los huertos que la entidad social Atades tiene en el centro Ciudad Residencial Sonsoles, en Alagón (Zaragoza).


Allí, las dos burras se están acostumbrando a trabajar en el campo, gracias a la labor que está realizando Roberto Satué, quien lleva más de tres meses trabajando con estos animales utilizando un método de doma racional que se basa en los refuerzos positivos. Recompensas que ellas reciben en forma de caricias y palabras, y casi nunca en forma de comida porque no es lo más adecuado para aprender.


«Para ganarnos su confianza hay que tocarlas mucho y enseñarles poco a poco. Además, es muy importante que vayan adquiriendo un buen estado de forma y, una vez logrado esto, hay que enseñarles a trabajar con los útiles que empleamos en la tracción manual», matiza Satué.

Roberto también ha enseñado a Íñigo Cintero, encargado del taller de agricultura de Sonsoles, y a varios usuarios del centro, entre los que se encuentran David, Selena, Alberto o Belén, los métodos de trabajo que les permitirán guiar a Jacinta y a Lola, tomando como premisa que siempre hay que priorizar el bienestar animal.


«Es una labor muy gratificante porque los animales están respondiendo muy bien a los estímulos. Y, por otra parte, las personas con discapacidad que están participando en este proyecto están encantadas porque para ellas es mucho más sencillo realizar las tareas del campo con tracción animal que con tracción mecánica, ya que en la mayoría de los casos no saben y no pueden llevar un tractor o una mula mecánica, por ejemplo», apunta Cintero.Huerto ecológico

En un principio, se trabajará con tracción animal una hectárea de terreno del huerto de Sonsoles, donde está previsto cultivar guisantes, bisaltos, rabanitos o rúcula, entre otras plantas. Y es que uno de los principales retos de este proyecto pasa por conseguir una buena rentabilidad económica, sin dejar de lado la integración social y laboral de las personas con discapacidad que trabajan en esta ilusionante iniciativa.


Los expertos insisten en que en el caso de la tracción animal en la agricultura ecológica es muy importante olvidarse del mero componente romántico y pensar en sus ventajas agronómicas, económicas y sociales. «Esta forma de trabajo es muy beneficiosa para la tierra y el medio ambiente, ya que permite una mayor permeabilidad del suelo por el paso del animal y un menor uso de combustibles. Además, desde el punto de vista económico, son menos los gastos que se derivan de esta práctica, que además, fomenta el consumo local, recurriendo, por ejemplo a los herreros de la zona. Y, por último, desde el punto de vista social, permite que nuestros usuarios se sientan parte importante de este proyecto», concluye Joaquín Argué, responsable de Agricultura Ecológica de Gardeniers.


Más información en el Suplemento HERALDO DEL CAMPO

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