Heraldo del Campo

«La monotonía es mala para casi todo, para las malas hierbas también»

Joaquín Aibar es el nuevo presidente de la Sociedad Española de Malherbología

Joaquín Aibar es el nuevo presidente de la Sociedad Española de Malherbología.
Joaquín Aibar es el nuevo presidente de la Sociedad Española de Malherbología.
Guillermo Mestre

¿Qué es la Sociedad Española de Malherbología?

Es una asociación sin ánimo de lucro que pretende unir a todos los científicos y técnicos y profesionales del control de las malas hierbas. Se constituyó en el 1990 a imagen de otras similares que hay en distintos países de Europa. Las malas hierbas siempre han sido un problema para el agricultor que invierte todos los años mucho dinero en su control y digamos que así aunamos los intereses entre los científicos y técnicos con la preocupación del sector para intentar combatir las malas hierbas de la forma más barata y menos preocupante para el medio ambiente.


¿Llega usted a la presidencia con alguna propuesta que querría ver cumplida durante estos tres años de mandato?

Una de las actividades que tenemos y que se desarrollan con cierto éxito son las jornadas técnicas que están dirigidas muy concretamente al sector, cultivo por cultivo, y me gustaría hacer alguna en Aragón, probablemente relacionada con el maíz o en entorno de la FIMA relacionada con maquinaria de aplicación.


Las malas hierbas son el enemigo número uno de los cultivos. ¿Están ganando la batalla o el agricultor las domina?

Resulta complicado, porque la verdad es que llevamos muchos años trabajando mucha gente y sigue siendo un problema para el agricultor con lo cual no sé si es que no lo hemos hecho bien o que la naturaleza es muy sabia y las malas hierbas se adaptan a los métodos de control, a las labores, a los herbicidas, se adaptan a casi todo. Por lo tanto, tenemos que utilizar muchos medios y muy diferentes, que no es otra cosa que la producción integrada, es decir distintas herramientas con las que poco a poco se consiguen controlar. Hay que cambiar, variar, alternar. La monotonía es mala para casi todo, para las malas hierbas también.


¿Cuál es la mejor arma contra las malas hierbas?

El arma más potente es la rotación del cultivos, porque si cambiamos el cultivo de época o de tipo de cultivo, a las malas hierbas las pillas de sorpresa y no están adaptadas a unos cambios tan rápidos. Eso habría que repetirlo varios años y así se consigue un buen control. Lo que ocurre es que los precios o las condiciones del campo hacen que tengamos que repetir a veces los cultivos con lo que entonces se produce la adaptación a las malas hierbas.


¿Se abusa de los herbicidas?

No se abusa, lo que sucede es que a veces se hace una mala praxis, como es utilizar materias activas similares sobre un mismo problema y un mismo cultivo y entonces se produce una adaptación de las malas hierbas a ese tipo de tratamiento. Pasa como en la salud humana, si abusamos de los antibióticos aparecen ciertas resistencias.


Recientemente hubo un gran debate sobre la conveniencia o no de continuar utilizando glifosato. ¿Es tan peligroso este herbicida como algunos lo pintan?

Su declaración de impacto ambiental cumple con la normativa y el riesgo en casi todas las cosas nunca es cero. Si se utiliza bien no tiene por qué haber problemas.


Usted ha estudiado métodos alternativos a la utilización de los herbicidas. ¿Algún ejemplo?

En cultivos hortícolas hemos trabajado con el acolchado con distintos materiales. El acolchado simplemente es cubrir el suelo y luego transplantamos la plantita de tomate o pimiento... Y para este acolchado hemos ensayado con plásticos y papel biodegradable.


¿Los agricultores aragoneses son receptivos a estas propuestas?

Son receptivos, sí, pero hay un problema, el económico, porque actualmente resulta más barato acolchar el suelo con polietileno, y aunque este luego es mucho más complicado de retirar del suelo que los materiales biodegradables, de momento esta última opción resulta más cara por lo que la aceptación es menor.


A pesar de sus perjuicios las malas hierbas tienen también aspectos beneficiosos. ¿En qué pueden ser buenas las malas hierbas?

Se aumenta la biodiversidad y muchas de ellas albergan fauna útil, otras veces tienen principios químicos en su constitución que utilizándolos correctamente pueden ser un herbicida natural. Otras veces las malas hierbas se utilizan muchísimo en sitios donde tenemos cultivos en colinas y con ligera pendiente para mantener el suelo, porque sus raíces consiguen un suelo más unido que si estuviera desnudo o labrado.


Esto es lo que usted cuenta en su libro ‘La cara amable de las malas hierbas’.

Bueno eso y alguna otra cosa parecida, sí. Como se dice en el libro las malas hierbas son como el hombre, siempre tiene algo bueno escondido que se puede aprovechar. No dejan de ser una parte de la flora de una zona y se se han estudiado y se conocen muchas propiedades sobre todo fitoterapéuticas. Pueden tener, como se explica en el libro usos alimentarios, medicinales y ornamentales.


Actualmente está investigando una mala hierba que no se sabe cómo ha llegado hasta aquí, el teosinte, pero que ya ha causado daños en el maíz. ¿Se ha convertido ya en un problema grave?

De momento es un problema localizado en dos o tres puntos que con las medidas puestas en marcha se ha frenado bastante y esperamos que con lo que se está haciendo se consiga evitar su dispersión para que realmente no se convierta en un grave problema a medio plazo.


¿Cuáles son esas medidas?

El mejor tratamiento es el que he comentado antes, si en lugar de poner maíz ponemos un cultivo de invierno no hay ningún problema. Además el Gobierno de Aragón ha establecido unas medidas en aquellas parcelas que estaban muy afectadas, en las que se han puesto impedimentos legales para cultivar maíz.


¿Las malas hierbas son peores ahora que décadas atrás?

Algunas son las mismas y ya se citaban incluso en la Biblia. Lo que se ha producido es una adaptación a los medios de cultivo actuales, a los herbicidas, al laboreo o al no laboreo, en el momento en el que el hombre interviene en el campo la naturaleza se adapta y a la larga si repetimos siempre lo mismo el campo responderá dando algún problema.Biografía

Natural de la localidad zaragozana de Magallón, donde nació en 1957, Joaquín Aibar es doctor ingeniero agrónomo y profesor de la Universidad de Zaragoza. Especializado en el control integrado de las malas hierbas y coordinador del postgrado en Protección Vegetal de la Escuela Politécnica Superior, Aibar ocupará durante los próximos tres años la presidencia de la Sociedad Española de Malherbología. Es además autor y coautor de numerosas publicaciones científicas y divulgativas sobre esta cuestión así como otros aspectos de agronomía. En próximas semanas publicará ‘Las plantas son divertidas’, un libro dirigido al público infantil.


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