Heraldo del Campo

«La PAC no es cosa solo de agricultores»

Entrevista con el consejero de Desarrollo Rural y Sostenibilidad cuando se cumple un año desde que asumió su cargo.

Joaquín Olona, consejero de Desarrollo Rural y Sostenibilidad.
Joaquín Olona, consejero de Desarrollo Rural y Sostenibilidad.
Óliver Duch

Ha pasado algo más de un año desde que fue nombrado consejero de Desarrollo Rural. ¿Sigue teniendo buen sabor de boca o le ha resultado más complicado de lo que esperaba?

Fácil no es, pero mantengo la ilusión y el ánimo para abordar este reto que me parece ilusionante, tanto desde el punto de vista agroalimentario como ambiental y el reto que supone además integrar ambos aspectos.


Incendios, Sarga, lindano, PAC,  falta de presupuesto...¿qué es lo que más le ha quitado el sueño?

Todo eso y alguna otra complicación más, pero no lo veo como problemas sino como grandes retos. Los incendios es un tema que a todo consejero le quita el sueño porque en cualquier momento puede tener un problema muy grave que afecta incluso a la seguridad de las personas, pero hemos tenido suerte y los medios y organización del Departamento han funcionado correctamente. El lindano es un gran problema para Aragón, pero se están dando los primeros pasos, aunque posiblemente se ven poco porque lo que estamos haciendo es poner los cimientos. Y por supuesto, la PAC también me desvela, es un gran reto político y una oportunidad, basándonos en el problema surgido en Teruel, de poner encima de la mesa una posible solución a una política que me parece ineficaz e injusta. Estos son algunos ejemplos, porque motivos para el insomnio tengo todos.


Precisamente uno de los proyecto ‘estrella’ del Departamento es esa ambiciosa propuesta que ha presentado para reformar la PAC. ¿Dónde está ahora mismo, ha sido bien recibida en Madrid, ha llegado a Bruselas?

Sí, ha llegado a Madrid, la ministra la conoce e incluso en la conferencia sectorial se decidió abrir un debate sobre la PAC en términos de objetivos, no solo presupuestarios. Hemos tenido la oportunidad de presentarla en la Dirección General de Agricultura al equipo del comisario, que valoró sobre todo el hecho de que una Comunidad Autónoma haya puesto sobre la mesa una reflexión. El presidente Lambán se la presentó al propio comisario Hogan y en el debate del estado de la Comunidad, esta reforma de la PAC fue uno de los retos políticos destacados por el Gobierno. Incluso las Cortes han aprobado una resolución en la que apoyar la reforma. Pasos se están dando, por supuesto.


¿Qué les dice a aquellos que piensan que esto es un brindis al sol porque creen que poco puede hacer una Comunidad por sí misma para cambiar una política  que se decide en Bruselas?

Siempre he defendido que no todo se decide en Bruselas y tenemos muchísimo trabajo por hacer desde las Comunidades Autónomas en este aspecto. Obviamente no lo podemos hacer todo, pero tenemos una cuota de decisión que debemos ejercer y que hasta ahora se ha utilizado muy insuficientemente. Otra cosa es que quieras salirte siempre con la tuya porque estamos en un club muy complicado, pero por supuesto que podemos tomar decisiones y liderar propuestas que hagan cambiar políticas comunitarias.


Bruselas autorizó un adelanto del pago de la PAC a mediados de octubre. Aragón no se ha acogido a esta posibilidad para enfado de algunas organizaciones agrarias. ¿Tan complicado era?

Sí, es un proceso complicadísimo y los beneficiarios saben perfectamente el calvario que supone tanto en la solicitud como en el proceso de pago. La decisión, como ha hecho cada comunidad autónoma, está en función de su estructura, sus medios, sus capacidades y del nivel de riesgo que está dispuesta a asumir. Y hay un nivel de riesgo inasumible porque lo que no podemos admitir es la posibilidad, como ya ha ocurrido en otras comunidades, de tener que devolver cientos de millones de euros.


¿El riesgo es no hacerlo bien?

El riesgo está acotado a una tasa de error. Si se sobrepasa esta tasa se traduce en una multa. Eso ya ha pasado y tenemos claro que es inasumible para nosotros. Si se hace deprisa y corriendo lo que generamos son perjuicios para los interesados, a los que volvemos locos, por ejemplo, teniendo que pedir después devoluciones porque nos hemos equivocado en la cantidad a pagar... Queremos dar un escenario de seguridad, que a mí me consta que ha sido bien valorado, de dar unos plazos seguros de pago y eso nos llevó a anunciar que haríamos un desembolso antes del 30 de noviembre y otros antes del 31 de diciembre. Tenemos claro que el dinero tiene que estar en el bolsillo de los agricultores cuanto antes, pero si por hacerlo con prisas perjudicamos al interesado no es operativo.


Durante este año ha sido testigo directo de la puesta en marcha de numerosas inversiones en el sector. ¿Vuelve el dinamismo?

El sector no ha dejado de moverse. Durante toda la crisis ha sido capaz de mantener el tono porque es un sector que no tiene grandes altibajos en inversión, es muy seguro y está valorado por las entidades financieras que lo consideran como un sector que cumple. Es espectacular el volumen de inversión que se está manteniendo. Por ejemplo en la convocatoria de ayudas a regadíos hemos tenido solicitudes por valor de más de 200 millones en inversiones, en industrias alimentarias se están valorando los proyectos pero estamos absolutamente desbordados porque la demanda supera ampliamente la disponibilidad presupuestaria. Estamos hablando de cientos de millones de inversiones.


También ha habido proyectos de  alianza o fusión entre cooperativas. ¿Se ha entendido por fin que o se va juntos o no se va?

Se está intentando, pero no se ha asumido de verdad. Es algo que decimos todos pero que se hace todavía con demasiadas dudas, con demasiada poca convicción y de manera débil. Está entendido que hay que tener dimensión para internacionalizarse, innovar y avanzar y esto se puede alcanzar por muchas vías, algunas de ellas, a través de la cooperación en el sentido más amplio. Pero no se hace y seguimos teniendo un sector excesivamente fragmentado que no termina de asumir que no queda otra que ganar tamaño.


¿Por excesivo individualismo?

Sí, hay un excesivo individualismo. Todos estos procesos conllevan muchos riesgos pero los beneficios son mucho mayores y quizá lo que sucede es que se ven más los inconvenientes que las grandes ventajas. Falta también cierta generosidad y liderazgo y se piensa demasiado que es mejor ser cabeza de ratón que cola de león.


Ha incorporado a la solicitud de las ayudas el concepto de competencia competitiva. El sector no está muy contento a tenor de las críticas.

Es otro de los dolores de cabeza que no dejan dormir. El problema es que se ha introducido con retraso porque esto en el ámbito de los fondos europeos tiene un gran desarrollo y una gran experiencia. Pero no se quiso tomar en serio y durante demasiados años se ha aplicado una política de reparto, también porque había mucho dinero y como se equilibraba la oferta y la demanda se ha ido eludiendo una exigencia que, primero fue del ámbito comunitario, pero ha terminado siendo una exigencia de nuestra propia ley de subvenciones. Entiendo que todavía se tiene que digerir y a ello estamos contribuyendo la Administración, pero no solo porque es una exigencia legal sino porque creemos que es un principio estratégico. Las ayudas tienen que servir para incentivar y eso no se logra si se aprueba  absolutamente todo.


La industria alimentaria está cansada de buenas palabras y nulos hechos. Presentó en las Cortes todo un listado de reivindicaciones. ¿Alguna de ellas está en la agenda del consejero?

Sí, por supuesto, de hecho mantenemos un contacto fluido y directo con la asociación de industrias y desde luego está en la agenda que hay que dar a este sector una mayor atención. Creo que tiene razón cuando insiste en que no basta con decir que el sector es estratégico, hay que demostrarlo.


¿Cómo se demuestra?

Tradicionalmente se dice que en el presupuesto, pero yo digo que con presupuesto y concurrencia competitiva. Hay que hacer políticas estratégicas y poner el acento en aquello que queremos impulsar, por ejemplo en ganar dimensión, generar más valor añadido y mejorar la productividad en el trabajo. En el sector agroalimentario tenemos muy asumido la productividad de la tierra, pero hay que dar mucha más importancia a la productividad del trabajo y de esto no se habla nunca. Para mejorar la renta de los agricultores es esencial mejorar la productividad de su trabajo que es muy baja en toda la cadena alimentaria, desde la producción hasta la distribución. Este es un grave problema, pero no solo de Aragón, sino del sector ‘per se’.


Y eso se cambia...

Cambiando la PAC. Por eso yo la planteo en términos de mejora de la renta.


Aragón tiene que elaborar sus Presupuestos. ¿Hay alguna partida por la que va a pelear más?

Cuando asumí ser consejero era evidente la dificultad presupuestaria existente, no ha sido una sorpresa. Dicho esto me preocupa especialmente el deterioro en términos presupuestarios que ha ido habiendo en medioambiente, que me preocupa porque lo valoro como una falta de política de verdad. No estoy de acuerdo con la política agraria común en su actual formulación, pero existe y podemos criticarla y cambiarla._Lo que no tenemos es una política de medioambiente y lo que es más grave no tenemos presupuesto. En el ámbito comunitario lo que se está pretendiendo hacer es financiar el medioambiente con el presupuesto agrario y eso es un gran error porque cada vez hay menos presupuesto para medioambiente ya que también hay menos para agricultura. Se quiere alimentar a un nuevo ser con otro que se está desnutriendo y el riesgo es que se mueran los dos. Cuando hay dificultades presupuestarias es el momento de replantarse las políticas y eso nos obliga a saber bien qué objetivos perseguir. No solo es una cuestión de cuánto sino para qué.


El borrador del Plan de Seguros Agrarios incluye una rebaja en la subvención del Gobierno central. ¿Le preocupa que se tambalee el sistema?

Mucho, porque la agricultura es una actividad muy arriesgada y los seguros son una herramienta esencial en la gestión del riesgo y además una gran aportación de España al mundo. En las recientes entrevistas con el subsecretario del Ministerio no me quedó muy claro qué es lo que pretenden hacer, pero no creo que quepa hablar de que se tambalea el sistema de seguros. Creo que se trata de una situación coyuntural presupuestaria, un pequeño resfriado, porque desde Aragón ya hacemos un esfuerzo enorme con los nueve millones de euros que aportamos, pero es imprescindible y esencial la contribución del Ejecutivo central.


¿Aragón mantendrá la ayuda?

Sin ninguna duda, pero no nos podemos quedar solos ya que cada euro que se quita al seguro es un motivo para que los agricultores se tengan que repensar su utilidad. Y tienen razón. Como política pública que es, el seguro tiene que estar muy subvencionado porque si no es inviable.


Durante este año habrá oído en su despacho muchas peticiones, pero ¿qué le pide usted al sector?

Que se tome muy en serio que la PAC que tenemos no nos sirve y apoye la reforma presentada y se implique en el debate, porque no podemos seguir esperando a ver quién acierta con una PAC que nos venga bien. Se lo pido al sector y también a todos los eslabones de la cadena, desde la industria, que todavía no es consciente de que le influye, a la distribución e incluso el consumidor. Hay que dejar de pensar que la PAC es solo cosa de los agricultores.


Nueva lista de demandas para la (misma) ministra

Isabel García Tejerina vuelve a ser ministra de Agricultura, Ganadería, Pesca (que se añade al nombre) y Alimentación y Medio Ambiente en el nuevo Gobierno de Mariano Rajoy. Un nombramiento que no sorprende al consejero aragonés del ramo porque «todo podía pasar, pero era previsible por su perfil, conoce el sector y eso es decisivo porque aquí no se puede venir a aprender y hay que saber lo que se tiene entre manos para jugar el papel que nos corresponde en Bruselas», señala.


Aunque reconoce las «acusadas diferencias» que ambos mantienen respecto a la actual Política Agraria Comunitaria, Olona destaca el carácter dialogante de Tejerina. «Siempre me ha escuchado, incluso cuando fui a presentarle la reforma propuesta por Aragón, que supone un vuelco total a la actual PAC, que no olvidemos ella defendió y negoció», destaca el consejero.


Olona explica que desde su nombramiento como consejero  ha tenido tiempo de conocer y trabajar con la ministra, aunque destaca que del poco más de un año que ocupa el Departamento de Desarrollo Rural, más de 300 días ha tenido que dirigirse a un Ministerio en funciones. Y eso se nota. «La ausencia de Gobierno provoca una situación casi paralizante, por lo que yo esperaba con mucho interés la formación de un nuevo Ejecutivo al que poder presentar toda una lista de asuntos pendientes».


En esa lista figura, por supuesto, la apertura de un debate que aborde una reforma de la política comunitaria en términos de objetivos, no solo de presupuestos, y que pongan el acento en la renta de los agricultores. Figura además, explica Olona, el nuevo plan de financiación de regadíos propuesto por el Gobierno aragonés, que para acelerar unas obras que considera imprescindibles para el futuro del sector, plantea la posibilidad de que sea el Ejecutivo de la Comunidad el que se haga cargo de algunas de las acciones de interés nacional que ahora no asume el Ministerio, teniendo siempre en cuenta que serán los adelanten el dinero. «Entendemos que para eso hace falta una norma nacional y no podía llevarse a cabo con un Gobierno en funciones», afirma.


Olona también planteará a García Tejerina que el centenario de Ordesa, que se cumple ahora, sea declarado evento de interés excepcional. «Eso no solo contribuye a la promoción, sino que conlleva grandes ventajas financieras a través de exenciones fiscales, pero todo eso requiere un Gobierno estable y con presupuestos», señala.

Ch. G.

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