Heraldo del Campo

La crisis lechera deja a los ganaderos aragoneses en tierra de nadie

El de por sí escaso sector en Aragón ha perdido otras cuatro explotaciones este año, tras la retirada de las cuotas lácteas.

Explotación de vacas de leche en la provincia.
Explotación de vacas de leche en la provincia.
Luis Ángel Tejedor

“La gran mayoría de los ganaderos del sector lácteo están aguantando con sus ahorros, pero si el panorama no cambia en poco tiempo, muchas explotaciones tendrán que cerrar”. Así de claro se muestra Carlos Larraz, ganadero de Monzón, al hacer balance de un año que ha sido crítico para el sector lechero español.


A la retirada de las cuotas lácteas por parte de la Unión Europea le siguió una caída en los precios de la que aún no se han recuperado, y que ha hecho que la inmensa mayoría de las explotaciones españolas hayan enlazado más de diez meses en pérdidas.


En concreto, el precio de litro de leche lleva estancado en los últimos tiempos entre los 28 y los 30 céntimos, algo que no llega para cubrir los 34 que, según los datos del Ministerio de Agricultura, serían necesarios para cubrir costes en una producción española.


Ante esto, el ya pírrico sector lechero aragonés -que solo cuenta con dos grandes centros productores, en Tauste y la Granja San José de Tamarite de Litera- ha perdido este año otros cuatro ganaderos que han decidido vender sus vacas o jubilarse. En total, ahora se estiman que quedan apenas 65 explotaciones en todo Aragón, menos de la mitad que hace una década.


“Tras la retirada de las cuotas lácteas -que hasta esta primavera fijaban el máximo que se podía producir desde Bruselas- prácticamente todos los productores nos pusimos a sacar más leche esperando venderla. Se implantó la ley de la selva. Fue una huida hacia delante de un sector que ya lleva varios años acarreando pérdidas, y que desde el principio se vio que iba a acabar mal”, explica Larraz, representante de Uaga en el sector.

Un mercado sobrecargado y con difícil solución


Desde que Europa retirara las cuotas lácteas, la producción de leche en España se ha disparado en un 7%, porcentaje que se eleva al 8% en Aragón. Los ganaderos esperaban llenar el vacío que tiene España, deficitaria (hasta el fin de las restricciones, solo podía producir 6,5 millones de toneladas, cuando el país consume anualmente 9) pero, sin embargo, se ha desatado una auténtica guerra por colocar la producción debido a que todos los países han empezado a sacar al mercado una cantidad mucho mayor a la que ofrecían anteriormente.


Países como Holanda lo han hecho en un 15%, Irlanda en un 30% más y Francia, la gran competidora de los productores nacionales porque mucha de la leche que llega hasta los supermercados españoles procede del país galo, también ha aumentado sus rendimientos un 5%.


Todo ello ha provocado un desplome de precios generalizado a nivel europeo, según recogía esta semana un informe elaborado por el sindicato agrario COAG. Una situación que se vuelve aún más dramática para los ganaderos aragonesas porque, “al ser pocos” -cuenta Larraz- se han quedado en tierra de nadie con un descenso de los precios superior al 16% solo desde 2013. Desde Europa y el Ministerio se repartieron ayudas, aunque estas apenas llegaron a Aragón por su escaso peso en el cómputo nacional.


Pero los ganaderos se lamentan también de no haber sido capaces de organizarse mejor internamente y convertirse en sus propios envasadores, como sucede en otros lugares como Holanda, Irlanda o Nueva Zelanda. En España, el sector lleva décadas de delicada dependencia de las industrias y los distribuidores, a los que algunos ganaderos culpan de utilizar la leche como producto reclamo y estar organizados para pagar los precios más bajos posibles. La CNMC, de hecho, ya multó a nueve empresas en España el pasado mes de marzo tras encontrar correos electrónicos en los que se acordaban precios que marcaran el mercado.


“Cuando la distribución está en manos de tan pocos que hasta te puedes poner de acuerdo en los precios por un grupo de 'whatsapp', poco se puede hacer”, señala Larraz, que sin embargo se muestra crítico con la poca capacidad de organización que ha tenido el sector primario en lo referente a la leche. “Es verdad que al ser muchas explotaciones pequeñas es más complicado organizarse, pero la otra opción es seguir con esta tendencia y que al final los bajos precios se resuelvan solo cuando hayan cerrado la mitad de las explotaciones”, subraya.

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