Peluche, donde la afectividad es el motor de aprendizaje

Peluche, donde la afectividad es el motor de aprendizaje

Cuidadores de cuatro patas, dinosaurios inteligentes y sillas para seis: el centro de Educación Infantil Peluche de Zaragoza es un modelo de innovación en el aprendizaje.

Una niña juega con Darwin en el centro educativo Peluche.
Una niña juega con Darwin en el centro educativo Peluche.

Durante los tres primeros años de vida tiene lugar, progresivamente, la etapa de crecimiento más rápida de la vida de las personas. No será hasta los tres o cuatro años cuando la velocidad de evolución se estabilice, hasta llegar a la pubertad. Por ello, es fundamental que los bebés reciban la atención necesaria durante esta primera etapa de crecimiento en la que se absorbe información en grandes cantidades y de manera instintiva. Y contar con buenos compañeros de aprendizaje es, sin duda, una de las mejores maneras de crecer. Buenos compañeros como Darwin, por ejemplo.


En Peluche, el centro de Educación Infantil de Zaragoza, un australian labradoodle de tamaño  mediano y color claro forma parte del equipo pedagógico. "Darwin es un perro adiestrado en el centro CANEM Asistencia Terapia y educación, es de una raza hipoalergénica que no suelta pelo" explica Verónica Labarquilla, directora de Peluche. "Lo traemos para trabajar con los niños y hacemos diversas actividades. En una de ellas, Darwin está tumbado y en su arnés lleva dos muñecos pegados a los que los niños pueden vestir y desvestir fácilmente. Es método innovador para trabajar la psicomotricidad". Darwin es un perro tranquilo, acostumbrado a que le coloquen pinzas de colores en su pelo y a pasear entre niños, que lo saludan y lo acarician emocionados. "Es un ser vivo y a los niños les encantan los animales. Verlos interactuar es muy bonito, una maravilla. Hace que los niños se expresen y crezcan respetando a los animales" añade Verónica.


No es el único animal del centro que ayuda a los más pequeños a desarrollarse emocional, intelectual y socialmente. Es el caso de Chico y Calcetines, dos dinosaurios Pleo, interactivos, diseñados para responder a los estímulos de su entorno como lo haría una mascota.


Marcar la diferencia

Un centro de estas características requiere una especialización por parte del equipo pedagógico profesional, autorizado por el departamento de educación para ejercer su actividad de manera regulada. “Los centros educativos deben cumplir una serie de requisitos estrictos, una normativa muy exigente, unos metros cuadrados determinados y una formación específica: un título de maestro de educación infantil o técnico superior en educación infantil” resalta la directora del centro.


La apuesta por una metodología basada en la afectividad y en actividades lúdicas como motor de aprendizaje conduce cada día al equipo del centro a innovar en sus prácticas y a buscar nuevos materiales. Un ejemplo de ello son los dos carritos séxtuples con los que sacan a pasear a los pequeños. “En España no existen todavía este tipo de carros, por lo que tuvimos que importarlos. Estando tan cerca del parque era una pena que los niños no pudieran disfrutarlo. Además, es sistema séxtuple fomenta la interacción entre ellos” explica Verónica.


Peluche incluye en su oferta educativa otros servicios que marcan la diferencia: inmersión lingüística a partir de un año en inglés, francés y alemán, apoyo a la lactancia materna, introducción del lenguaje de signos de bebés para el desarrollo de la comunicación y, con la colaboración del centro de adiestramiento canino Los amigos de Dexter, diversas actividades para inducir el acercamiento a los perros, dentro del marco del proyecto BabyDog.