¿Cómo evitar que los niños tengan mocos todo el año?

Unos hábitos de vida saludables y una buena higiene del sueño pueden reducir el contagio de infecciones en guarderías y evitar así que los niños estén enfermos todo el año.

Un pediatra vacuna a un niño.
Un pediatra vacuna a un niño.
Heraldo

Los niños menores de tres años, en cuanto empiezan la guardería, tienden a caer enfermos por culpa de infecciones víricas hasta en un 90% de los casos. Esto ocurre, según los pediatras, porque a esta edad sus defensas no están todavía "maduras" y son más propensos a ponerse malos. 


"En cuanto empieza la guardería, los niños se abonan a los mocos y no los sueltan hasta julio si hace bueno; y cuando se ponen un poco más malitos, suele ser por culpa de infecciones víricas benignas, procesos que muestran signos de alarma –como la fatiga, la tos o un malestar generalizado– pero que de no cursar con fiebre suelen ser catarros normales y pasajeros", explica la doctora de Urgencias Pediátricas Isabel Ruiz Langarita, del Hospital Quirónsalud de Zaragoza. 


Su compañera de profesión, la doctora Carmen Puig, insiste en que para prevenir estos contagios existen una serie de factores que pueden ayudar a estimular las defensas de los más pequeños y evitar así que a causa de uno u otro virus estén enfermos todo el año. "Las defensas se estimulan de manera natural a medida que los niños van creciendo, pues la propia edad hace que las inmunoglobulinas aumenten", detalla esta pediatra del Centro de Salud Actur-Norte. No obstante, la vacunación, unos hábitos de vida saludables y una buena higiene del sueño y de manos pueden contribuir a reducir los contagios que son frecuentes desde comienzo de curso en guarderías y colegios.


Seguir la campaña de vacunación

"La medida más eficaz para prevenir contagios es la vacunación, y de todas las enfermedades que tengan vacuna, hay que vacunar a los más pequeños", insiste la doctora Puig, quien aconseja "huir de 'teorías higienistas' e insistir en el lavado de manos" (sobre todo antes de las comidas, después del recreo y cuando van al baño) porque es "bueno" que cojan esa costumbre desde pequeños, pero sin pensar que esta medida por sí sola obra "milagros". En el caso de los niños que presenten factores de riesgo, los pediatras recomiendan a los padres acudir a su centro de salud en octubre, cuando empieza la campaña, para informarse de las vacunas que hay para cada caso. "Antes se hacía solo para los meses de octubre y noviembre, pero ahora se prolonga durante todo el invierno, de modo que si algún padre se olvida y todavía no hay gripe, por ejemplo, el niño podría vacunarse", añade la doctora Puig.  


En esta época del año, los procesos más frecuentes suelen ser catarros que ya empiezan a verse en las consultas y que son "difíciles" de controlar en los más pequeños. "Cuando viene el frío, lo que más se ven son procesos de vías respiratorias. Hemos empezado primero con adenovirus -catarros, conjuntivitis, cistitis hemorrágica y gastroenteritis-; después nos vamos al virus respiratorio sincitial, que puede derivar en bronquitis; y posteriormente, ya las gripes", detalla esta especialista. 


Así, a una semana de haber empezado las clases, las consultas de pediatría ya comienzan a registrar los primeros casos de infecciones víricas en niños. "En un mes, las consultas están llenas y hay procesos respiratorios muy difíciles de controlar en los más pequeños porque ni siquiera han adquirido el hábito de taparse la nariz o la boca", explica Puig.


Hábitos de vida saludables para no enfermar todo el año

En estos casos, una buena alimentación, dentro de un estilo de vida saludable, puede contribuir a mejorar la salud de los más pequeños. "La vitamina C es fundamental para favorecer que no haya casos de estos. Otra opción es la miel de toda la vida, pues no es ningún cuento. Tomarla cuando estás con procesos respiratorios puede ayudar a combatirlos", asegura esta pediatra de Zaragoza.


De la misma opinión es la doctora Isabel Ruiz, quien insta a los padres a aumentar la cantidad de frutas y verduras en las comidas por toda la fibra y vitaminas que aportan. "Estos nutrientes nos protegen de enfermedades víricas, que son las más importantes en el otoño y al principio del invierno. Además, la fibra regula el tránsito intestinal que termina influyendo en el carácter del niño y modula las defensas", indica. Una opción recomendable sería introducirlas en el desayuno, aunque esta especialista confiesta que es "complicadísimo" en España al no haber esa costumbre.


Una buena higiene del sueño sería otro factor a tener en cuenta para proteger a los más pequeños del contagio en las guarderías. "Un niño que está bien alimentado y bien dormido es más sano que el que llega al colegio sin dormir, con sueño y mal alimentado. Hay que insistir en que tomen frutas, verduras y legumbres (siguiendo la pirámide correcta) y evitar productos de bollería que no aportan nada", subraya la doctora Puig, quien señala asimismo que los menores de tres años deberían dormir "al menos nueve horas por la noche y entre una y dos de siesta".


Los mimos lo curan todo

Incorporar al niño a la dinámica familiar y al ritmo de la familia pero sin forzarlo a ir a todos los recados del mundo es también una buena medida para proteger sus defensas. "Sabemos que se va a cansar, que tiene que tener su rato de juego o de estimulación a ser posible con los padres, abuelos o alguien cercano al núcleo familiar que lo quiera", afirma la doctora Ruiz. Así pues, a juicio de esta pediatra, el sentirse queridos y no tener ese estrés del adulto en sus vidas, sino la dedicación y el tiempo de recreo que le brinda su propia familia, refuerza su sistema defensivo. "Potenciar el hecho de que se sientan queridos supone aumentar las endorfinas internas que favorecen que el sistema defensivo esté más fuerte", subraya la experta del Hospital Quirónsalud de Zaragoza al hacer hincapié en que un buen estado de ánimo casi lo cura todo.


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