Cómo ayudar a empresas en crisis y evitar que avalen personalmente

Confiar un concurso de acreedores a especialistas con experiencia puede
ser beneficioso para las partes cuando no todo está todo perdido.

Cómo ayudar a empresas en crisis y evitar que avalen personalmente
Cómo ayudar a empresas en crisis y evitar que avalen personalmente

Cuando la ausencia de liquidez provoca el endeudamiento de la empresa se debe recurrir a la solidaridad mercantil mediante la presentación de un concurso de acreedores voluntario dentro de los dos meses siguientes a la fecha en que se conozca su estado de insolvencia.


Así lo indica el abogado zaragozano Adolfo Martínez Aloras, quien en sus casi 40 años de ejercicio profesional ha participado en más de 35 procedimientos de suspensión de pagos y concursos de acreedores para tratar de salvar situaciones de dificultad económica con rapidez y diligencia.


En determinadas ocasiones, son los factores económicos externos los que provocan la ausencia de liquidez para atender gastos corrientes de la empresa, una situación que da lugar al incumplimiento de las obligaciones de pago ordinarias. Ante este colapso, advierte Martínez Aloras: "La peor solución es avalar personalmente para obtener crédito para el negocio".


En otras ocasiones, las circunstancias económicas pueden acelerar que desaparezca o se estrangule sensiblemente a un sector mercantil. "Esto conlleva el no poder cumplir con el objeto social de muchas empresas; si la cosa no tiene solución, se debe presentar concurso voluntario con propuesta de liquidación", informa Martínez Aloras.


De este modo, la actual regulación de la Ley Concursal concibe el concurso como una situación previsiblemente ordinaria en cualquier empresa, acaecida por causas no imputables al empresario o industrial, que mediante un procedimiento breve consigue un acuerdo con los acreedores en el pago de las deudas y prosigue finalmente sin problemas con el cumplimiento de su objeto social. "Es una Ley con sentido teológico -subraya este experto-, pues su fin es ayudar al empresario por medio de un simple acuerdo y evitar así pensamientos de culpa como 'esta empresa la fundó mi abuelo y no puedo perderla', 'de sacarla adelante, me encargo yo solo', 'esto no me puede pasar a mí' o 'qué pensarán los demás'". Desde un punto de vista social, Martínez Aloras confiesa que estos procedimientos concursales producen una satisfacción doble: "se ayuda a salir adelante a una empresa o a una liquidación ordenada, y se vislumbra la solidaridad mercantil entre comerciantes diligentes", concluye este letrado.


¿Qué dice la Ley concursal?

La Ley Concursal prevé que a quienes la actividad de la empresa ha dado beneficios ayuden de forma solidaria a continuar con la actividad de esta. "La solidaridad entre comerciantes e industriales es mayor que la de aquellos que conceden créditos personales que suelen abocar en la pérdida del negocio y el patrimonio personal y familiar", destaca este letrado. Lo normal en estos casos es alcanzar acuerdo y, de no hacerlo, se abre la fase de liquidación que concluye con la cancelación registral de la mercantil previa liquidación de los activos y pago del pasivo hasta donde alcance.

El abogado Adolfo Martínez Aloras.

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