La tercera mañana vaquillera de estas fiestas del Pilar de 2017, segunda con jornada lectiva en los colegios y universidades, ha estado marcada por el claro acento aragonés que han puesto las cuatro ganaderías aragonesas participantes en la jornada. Los hierros turolenses de Los Chatos y Domingo Nebot 'El Val' (La Puebla de Valverde); el zufariense de Jiménez Mora y el zaragozano de Hermanos Oliva (Quinto) han sido los encargados de animar una mañana fría, con en torno a diez grados en el mercurio, y alrededor de media entrada en las gradas. El público, mayoritariamente adulto, ha disfrutado de una sesión que ha registrado un total de cinco atenciones por traumatismos, uno de ellos trasladado sin gravedad al hospital.

Con la apertura de los toriles de la Misericordia llegaban los primeros recortes y quiebros. Alguno, incluso, desenfundaba su sudadera como improvisado capote y despertaba los primeros 'oles' entre el respetable. Tan a gusto estuvo Fantasía, así se llamaba la primera res en saltar al ruedo, que ni la salida de los mansos impidió que se retrasara su regreso a los corrales.

Los cuatro primeros animales en saltar a la arena fueron novillas, una por cada ganadería. No fue hasta la cuarta, del hierro de Domingo Nebot 'El Val', cuando llegaron los primeros (y aparatosos) revolcones a sendos mozos, que fueron los primeros en besar el albero de la Misericordia. El segundo de ellos, incluso, permaneció varios segundos siendo zarandeado por el animal, lo que provocó que una multitud de jóvenes se apresuraran a sujetar al animal. Tal vez durante demasiados segundos, que derivaron en una sonora pitada de la plaza. 

De esta forma se despertó una jornada que comenzó algo adormecida. A la primera, sin necesidad de ningún intento previo, la quinta res de la mañana saltó al tablado de madera y despejó en apenas décimas de segundo una de las zonas, nuevamente, más demandadas del ruedo. Un acto que repitió en varias ocasiones, provocando así los aplausos en el graderío.

Tras tres pequeños sustos más, todos ellos sin revestir gravedad, se ha puesto el punto final a la primera hora de la mañana vaquillera. 60 minutos que han concluido con una 'ola' que terminó por levantar de su asiento a los más perezosos.

Y es que, a pesar de que entre el público apenas se podían apreciar niños, muchos de ellos en las aulas zaragozanas, la mirada y, sobre todo, los bostezos delataban una falta de sueño evidente. Y, por otra parte, normal en estas fechas.

La música, otro de los elementos vaquilleros por excelencia, tampoco faltó en una cita que, como en sus dos jornadas anteriores, volvió a congregar multitud de jóvenes y habilidosos mozos sobre la arena. Recortadores, algunos de ellos profesionales, que hicieron de la mañana un entretenido concurso de anillas.

La segunda y última hora del espectáculo se inauguró con uno de los momentos más emocionantes de la mañana, con una de las vacas saltando al callejón de la plaza. Un hecho que, ya sin éxito, volvería a intentar en sus últimos minutos sobre el ruedo. No fue fue el único animal que probó suerte, pero sí el único que lo consiguió.

En la grada, una mañana más, las charangas hacían sonar sus últimos acordes, 'cumpleaños feliz' incluido para un espectador. Se despedía así una jornada que, manteniendo la tónica de las dos anteriores, no precisó de amplios dispositivos sanitarios, más allá de un traslado sin gravedad al hospital. Este miércoles, previo al día grande las fiestas del Pilar, la Misericordia vivirá su cuarta sesión de vaquillas. El jueves, 12 de octubre, el coso zaragozano volverá a presentar un lleno prácticamente total, afrontando, así la recta final de sus fiestas.

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