27 años de alternativa, 2.300 corridas y 1.500 puertas grandes avalan la trayectoria del rejoneador más importante de todos los tiempos. Pablo Hermoso de Mendoza (Estella, 1966) cambió el arte a caballo a comienzos de los 90, y desde entonces se mantiene en la cumbre. Su tauromaquia no deja de evolucionar, partiendo desde el concepto clásico en el que cree firmemente. Las plazas del mundo entero se rinden a 'Disparate', 'Berlín' o 'Pirata', sustitutos del mítico 'Cagancho' como líderes de la cuadra. Este domingo, la función hace parada en Zaragoza. Comparte cartel con la francesa Lea Vicens y el aragonés Mario Pérez Langa.

-Pablo, ¿qué le queda por hacer?

-Soy un apasionado de mi profesión. Quiero seguir disfrutando de lo que siempre he amado. Me inquieta descubrir y aprender nueva cosas; en eso consiste la vida.

-¿Se considera un revolucionario del toreo a caballo?

-Me veo como alguien al que le tocó vivir en una época de grandes cambios. Si se me encasilla dentro del término 'revolucionario', prefiero que sea añadiendo que, dentro de mis innovaciones, siempre he intentado conservar el concepto clásico.

-¿Qué es lo más importante que ha logrado aportar a este arte?

-Me quedo con que he conseguido plasmar mis sentimientos: la gente entiende mis actuaciones y participa en ellas. También creo que he conseguido que, por encima de todo, el caballo y el toro sean los protagonistas. Mis caballos se sienten tan cómodos como en cualquier disciplina ecuestre.

-¿Cómo surge la perfecta conexión entre el ser humano y el caballo?

-A base de pasar horas y horas juntos, como en cualquier convivencia. Solo así puedes llegar a transmitir tu lenguaje. Después, en esa comunicación puede haber matices en función del carácter de cada uno. Si hay 'feeling' absoluto llega un momento en el que se unen las dos almas.

-¿Le ocurrió con 'Cagancho'?

-Fue el primero con el que llegué a sentirlo. Tenía un comportamiento muy especial. Era el rey de la casa.

-¿Qué significó en el rejoneo?

-Marcó un antes y un después. Se definió por ser un ídolo. Era capaz de mover al público; solo él sonaba en los ambientes taurinos y extrataurinos.

-¿Se supera una pérdida así?

-Con el tiempo, uno ha de ser capaz de sobreponerse a todo lo que le llegue. Más aún sabiendo que se marchó con el máximo de edad cumplido. En caso de ser un ser humano, habría muerto con 110 años, aproximadamente.

-¿Qué caballo le ha remplazado como gran estrella?

-Ahora el protagonismo se reparte entre más caballos. Destacan 'Disparate' o Berlín; también 'Pirata', que posee un carácter agresivo y hay que estar muy pendiente de él.

-¿En qué momento llega la cuadra a Zaragoza?

-Soy el rejoneador que más tardes (alrededor de 80) ha toreado, y eso hace que los caballos estén un poco saturados en estas fechas. Las últimas semanas de descanso les han venido bien para cargar pilas.

-¿Cómo valora el cartel, junto a Lea Vicens y Mario Pérez Langa?

-Con Lea he toreado mucho este año y entiendo que está en un gran momento. Mezcla su sutileza con firmeza y dominio; aborda las situaciones con un poder bárbaro. Mario ha estado muchas veces entrenando en mi casa y me lleva a recordar mis comienzos, empezando desde abajo y con humildad. Me hace especial ilusión darle la alternativa y le deseo un futuro cargado de éxitos.