Carlos Sobera: "Si fuera ministro de Economía, España estaría ya en guerra"

Hasta el día 16, en el Teatro de las Esquinas.

Sobera, sentado con el reparto de 'El ministro': Javier Antón, Guillermo Ortega y Marta Torné.
Sobera, sentado con el reparto de 'El ministro': Javier Antón, Guillermo Ortega y Marta Torné.
Endemol

Vuelve a Zaragoza, una ciudad especial para usted...

Mi padre era de Borau, en Huesca, y aunque no vivíamos en Aragón, un día nos trajo a toda la familia a Zaragoza. Fue la primera ciudad a la que viajé en mi vida. Todavía no había cumplido 13 años y me encapriché de una guitarra que vi en un escaparate. Di tanto mal que al final me la compraron. Pero no la toqué. La tuve durante mucho tiempo en mi habitación como recuerdo de las cosas que para nosotros son un simple capricho pero para nuestros padres constituyen un gran sacrificio.


Hasta el día 16 protagoniza ‘El ministro’ en el Teatro de las Esquinas, junto a Marta Torné, Javier Antón y Guillermo Ortega.

Es una comedia con mucha sátira política y social. La obra tiene un ritmo frenético, desarrolla una gran tensión entre personajes, y todo ocurre en un plis plas.


En la obra interpreta el papel de un ministro de Economía, mujeriego y no muy ético. Le van los papeles de granuja.

Sí, sí, soy como Arturo Fernández (risas). Me va sobre todo ese tipo de granuja español que se acaba descomponiendo y muestra sus interioridades ante el público. Es bonito de ver para el espectador.


¿Le gustaría ser ministro de Economía?

Si lo fuese, este país estaría en guerra. Me gustaría serlo de Asuntos Exteriores. Para viajar.


Con todo el trabajo que tiene en la tele, ¿qué busca en el teatro?

No tengo tanto trabajo como presentador. Lo que ocurre es que este verano han coincidido dos programas. Pero ‘Eso lo hago yo’ estaba grabado tiempo atrás. ¡Si es que fue el último programa que hice estando aún soltero!


¿Qué tal el cambio de estado civil?

Bien, bien. La verdad es que no he notado mucha diferencia.


Volvamos al teatro. ¿Qué le da?

Pues cosas distintas a las que me da la tele, donde trabajo en contacto con la gente de la calle y puedo improvisar. El teatro te da otro tipo de contacto con el público, muy especial. Y, se invente lo que se invente, para un actor eso no se paga con dinero. Es lo que más nos gusta a los actores y lo que más nos ata al teatro: el contacto con el público, verlo emocionarse y reír con lo que hacemos sobre el escenario.


Pero hacer reír es lo más difícil del mundo.

Claro, mucho más que hacer llorar. En ‘El ministro’ se consigue fácil, la verdad, porque tanto el autor del texto, Antonio Prieto, como el director han conseguido una obra muy fresca, con situaciones muy graciosas.


¿Cuántas veces levanta la ceja en la obra?

Yo ya no levanto nada, me lo impide la edad.


Teniendo una imagen tan marcada como presentador, ¿no le cuesta que le vean como actor?

En absoluto. El público es listo como él solo, es endiabladamente inteligente. No ve en ti al presentador. Ve el anuncio de la obra de teatro, te da un voto de confianza, compra la entrada y entra en el teatro sin prejuicios, simplemente está atento a lo que ve sobre el escenario. El público no va al teatro con prejuicios de ningún tipo, ni con valores preconcebidos.


¿Cuál es el secreto de un buen presentador?

Sobre todo, la naturalidad. Lo que mejor recibe el público siempre es que quien esté enfrente sea muy natural y muy auténtico. En lo bueno y en lo malo. Da igual que seas una persona maravillosa, dulce y entrañable o un cabrón con pintas. Lo que cuenta es que seas auténtico, que no finjas, que no sobreactúes. Lo mismo ocurre en otras facetas de la vida pública, como en la política: ahí radica el éxito del presidente de Cantabria, por ejemplo. A la gente lo que no le va es el postureo. La palabrería hueca le entra por un oído y le sale por el otro.


¿Hay trucos para conseguir la naturalidad?

Casi ninguno. Hay comunicadores que pueden enseñar alguna cosa... pero al final es como la simpatía. O se tiene... o no.


¿Cuál es el programa que le gustaría hacer y que todavía no le han ofrecido?

Pues la verdad es que ninguno. Estoy muy contento con lo que hago porque puedo elegir qué programas presento. No me importaría hacer un magazín o un ‘late night’, pero ya me han ofrecido eso y no lo he aceptado porque no era el momento o me impedía hacer otras cosas en las que andaba metido. Hay que disfrutar de lo que uno tiene, y yo lo hago cada día.

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