Real Zaragoza

El Real Zaragoza de Manolo Jiménez

El Real Zaragoza 2012/13 se mira en el espejo de su entrenador, con un plantel renovado que apuesta por crear patrimonio para el club.

Jiménez, tras la victoria contra el Getafe
El milagro de Manolo Jiménez
O. DUCH

Tiempos nuevos en el Real Zaragoza. O, al menos, eso es lo que se quiere transmitir desde el club. Manolo Jiménez, renovado entrenador e ídolo de la afición tras el milagro obrado el pasado curso, se ha convertido en la principal cara del del proyecto deportivo que ha de defender el león rampante esta temporada. El técnico del Arahal ha impuesto su sello personal, avalando la construcción del nuevo equipo ejerciendo de maestro de ceremonias en cada presentación de un nuevo fichaje o renovación. No cabe duda que toda decisión tomada viene refrendada por el técnico. Como resultado, un conjunto todavía incompleto pero cuyo perfil dista kilómetros de lo vivido hasta la fecha.


Hacer un equipo competitivo y crear patrimonio han sido los dos criterios bajo los que se ha regido la institución blanquilla durante el verano. Se acabaron las incalculables cesiones y los vestuarios masivamente multilingües. Por primera vez en mucho tiempo, el Real Zaragoza deja de ser un equipo hostal, en el que pernoctar un temporada antes de partir hacia otro destino, para convertirse en un fin en sí mismo. Futbolistas prometedores y extranjeros en busca de una oportunidad de reivindicarse en la competición española son los nuevos objetivos. Montañés, Álvaro, Álamo, Porcar, Wílchez o Loovens responden a dichos patrones de búsqueda.


Claro que conseguir una cierta continuidad con el grupo del curso pasado también ha resultado importante. La comunión entre equipo y afición vividas al calor del 'sí, se puede' es algo demasiado valioso como para desecharlo. Por ello, las renovaciones de Paredes, Leo Franco, Zuculini y Aranda, así como la adquisición en propiedad de Apoño, han servido para conformar la columna vertebral sobre la que se ha de desarrollar el grupo. Una base reconocible que cuenta con el apoyo incondicional de la grada.


Trabajo por hacer

Sin embargo, todavía queda una zona por apuntalar. El auténtico quebradero de Manolo Jiménez, que parece haberse resignado a comenzar la competición sin su equipo completo. La defensa todavía no está cerrada y eso preocupa. Especialmente el lateral derecho, zona trágica la pasada campaña que se encuentra sin un ocupante que ofrezca plenas garantías. Una alama encendida que desde el club confían en poder silenciar antes de que el mercado de por cerrada su actividad hasta el duro invierno. Las otras demandas también son públicas y conocidas; un central y un mediocentro defensivo que den empaque al equipo. No obstante, por si el refuerzo para la medular no llegase, el entrenador blanquillo ha decidido confiar en José Mari, futbolista que llegó para jugar en el filial pero que, finalmente, tendrá un sitio fijo con los mayores.


La promoción de la cantera es la gran incógnita del nuevo rumbo zaragocista. Nombrada siempre como un pilar básico del proyecto, muchos son los jugadores que han llegado para reforzar al equipo b. Sin embargo, todavía no se conocen el estatus del que gozarán gente criada en la casa como Laguardia o Goni. Kevin Lacruz, patata caliente durante los últimos tiempos, permanecerá en el filial, donde volverá al centro del campo tras su extraña experiencia en el carril diestro de la zaga. Ortí parece haberse establecido como tercer punta del equipo y Joel parece quedar a caballo entre categorías. Diamantes en bruto que deben ser mimados con algo más que buenas palabras.