NARRATIVA BREVE

Indios con arcos y flechas

Xordica publica a Sherman Alexie, de Origen Spokane, Booker Prize de 2007.

Una ilustración que alude a la picardía de la rabosa.
Indios con arcos y flechas
ARCHIVO GLEZ. SANZ

Comanches, apaches, navajos, zunis, hopis… También spokanes. Todos pieles rojas; aunque igual habría que decir: grupos nativos de América.


Sherman Alexie no había nacido, tampoco su padre, ni el padre de su padre cuando los Guardianes –de –los –Grandes –Sucesos transmitían las leyendas a los más jóvenes al caer la noche, alrededor del fuego.


Las leyendas hablaban del cielo, de la tierra, de los animales, de las plantas, pero también de los Dioses y los hombres.

Puede ser que Alexie escuchara de pequeño, en su casa, “la historia de Shunka Maniyou, el lobo gris”; o “la triste historia de Cabeza-reventada”, lo que es claro es que este indio spokane autor de ‘Diez pequeños indios’ sigue la particular tradición piel roja de contar historias.


Sherman Alexie, estadounidense, novelista, poeta, cineasta debutó en el panorama literario español con ‘La pelea celestial del llanero solitario y toro’, una colección de relatos donde el autor nos sorprende con historias desnudas y precisas de blancos e indios (más indios que blancos).


Corría el año 1994, Alexie aún no había cumplido los treinta. Le siguieron las novelas ‘Blues de la reserva’ e ‘Indian Killer’. En 2001, Muchnik Editores, repite y edita una nueva colección de historias más pulidas y brillantes (no en vano la revista Granta le selecciona como unos de los Veinte Escritores para el siglo XXI) bajo el prometedor título de “El indio más duro del mundo”.


Tienen que pasar ocho años para que Ediciones Siruela devuelva a Alexie a las mesas de novedades de las librerías con una novela juvenil con tintes biográficos ‘El diario completamente verídico de un indio a tiempo parcial’. Y tiene que ser la editorial Xordica quien, saltando el charco, recupere al mejor Alexie contador de historias. Y nos alegra, nos alegra mucho que Xordica abra sus fronteras de vez en cuando y nos “obsequie” con Gonçalo Tavares, con Ondjaki, con Sherman Alexie y con más que puedan llegar en el futuro. ¡Ojalá! Mi enhorabuena. Por esto, por la portada, y por la espléndida traducción de Daniel Gascón.


‘Diez pequeños indios’ es un desfile de historias que se apoderan del lector y donde los protagonistas se van conociendo mucho mejor según va avanzando, para bien o para mal, su propia historia. Universitarios, ex universitarios, amas de casa, hombres de negocios, taxistas, matrimonios con un pasado, vagabundos sin hogar… Una galería de personajes contemporáneos que caminan por el filo de la navaja en su disyuntiva personal de sentimientos encontrados. Con el constante recuerdo de la ascendencia étnica (algo muy habitual en narradores contemporáneos: Jhumpa Lahiri, Edwidge Dandicat…), Alexie nos muestra nueve historias expresivas, divertidas donde, sin pereza, el narrador critica a los suyos con una fuerte dosis de sarcasmo nada disimulado que hace parecer normal lo inquietante. Y todo envuelto en un estilo ágil, efectivo, directo, desenfadado, inteligente…


“Yo era un hombre con más escroto que sentido común”, reconoce el protagonista del primer relato. “No, no indio con la joya en la frente. Soy un indio con arco y flechas”, afirma William, el experto en vender ideas geniales que dialoga con el taxista que le lleva al aeropuerto.


Y es que la grandeza de Sherman Alexie reside en su capacidad para desarrollar historias nacidas probablemente en la simple capacidad de observación, costumbre que el ser humano va perdiendo de forma alarmante. El escenario es circunstancial, así como la etnia de procedencia (asunto que obsesiona al autor y que resta más que suma). Lo valioso de las historias de Alexie es que los personajes se van abriendo y nos van mostrando sus particulares contradicciones. Contradicciones que, se intuye, se acercan a las del autor según observo después de haber leído una buena parte de los libros que Alexie tiene editados en nuestro país.


Como el lector puede imaginar nueve relatos dan para mucho. Y aunque el nivel es notable, sobresalen unos cuantos. Me encantan (por orden de aparición) ‘¿Puedo conseguir un testigo?’, donde la sombra del 11S es evidente. ‘Patrones de vuelo’, en el que un hombre de negocios va camino del aeropuerto en un taxi conducido por un ex piloto del ejercito etíope del reinado de Haile Selassie; ‘¿Sabes dónde estoy?’, donde una pareja de enamorados rescata a un gato atrapado y estúpido que conlleva el principio del fin; y el brillante “Redimiré lo que empeñaste”, que nos narra, hora a hora, las peripecias de un indio (spokane, como no) sin hogar que se empeña en recuperar el viejo traje de baile ceremonial de powwow de su abuela. Vestimenta que ve en el escaparate de una casa de empeños y que el amable vendedor le otorga 24 horas de plazo para reunir los dólares que le faltan para ser el beneficiario de la tradición. No hace falta que pasen 24 horas, pueden ser más, pueden ser incluso el triple, pero no deje pasar mucho más tiempo. Acérquese a su librería preferida y hágase con esta colección de relatos. Y si alguno no le gusta sepa disculpar al autor, que para eso es de ascendencia spokane.