Su médula salvará una vida anónima

Rodica Ana, una binefarense procedente de Rumanía, se someterá hoy a una intervención quirúrgica para ayudar a un paciente desconocido por "convicción moral".

Rodica Ana explica que su única motivación es ayudar a un enfermo y que lo hace de corazón.
Rodica Ana explica que su única motivación es ayudar a un enfermo y que lo hace de corazón.
concha silván

Es una chica menuda, pero alberga un gran corazón en su interior. Rodica Ana Reti, vecina de Binéfar desde hace once años, aunque oriunda de Rumanía, confiesa tras una amplia sonrisa, que se refleja en sus ojos oscuros, que está un poco nerviosa. No es para menos, porque hoy se someterá una intervención quirúrgica para donar médula de forma totalmente desinteresada, ya que ni siquiera no conoce al donante al que irá a parar esa savia de esperanza. "Estoy un poco nerviosa por el ingreso en el hospital y todo eso… pero si me lo vuelven a pedir, lo volveré a hacer", asegura con determinación esta joven de 27 años, madre de una niña de 4 años y que solo cuenta con el apoyo familiar de una prima que también vive en Binéfar.


No le importa estar prácticamente sola, "casi siempre ha sido así, porque mis padres fallecieron cuando yo tenía 17 años y solo tengo a mi hermana mayor", explica, a quien no le ha comentado su altruista gesto "para que no se preocupe", porque vive a miles de kilómetros de Aragón. Su convicción de que hay que ayudar a los demás de la forma en que uno pueda, le llevó a interesarse por los programas de donación hace menos de un año y a apuntarse en el programa de donación de médula.


Hace apenas tres semanas recibió la llamada para que activara su ofrecimiento de solidaridad: había un paciente con el que tenía el cien por cien de compatibilidad. "No lo pensé dos veces y dije que sí", dice Rodica, a quien el médico comentó que una compatibilidad así no se da más que en uno de cada 40.000 casos.

Un tratamiento especial

Desde ese momento, todo han sido preparativos, ya que Rodica ha tenido que seguir un tratamiento especial para incrementar el número de células madre presentes en su sangre y desplazarse en diversas ocasiones al centro hospitalario donde se procederá a la intervención, el Miguel Servet de Zaragoza, donde ya se encuentra ingresada.


Esta joven comenta que los preparativos para la donación son algo dolorosos pero que "se pasa enseguida" y que no le importa porque sabe que es para un bien mayor, facilitar que otra personas pueda tener la oportunidad de luchar contra su enfermedad con más garantías de éxito.


En todo este proceso, Rodica Ana ha contado con el apoyo de su entorno laboral y social. Tanto su jefa –trabaja en Horno de leña Julia, de Binéfar–, como la gente que la trata y la conoce la han animado y felicitado por su coraje, porque "lo que extraña a todo el mundo es que la donación sea a una persona que ni siquiera conozco y que no podré conocer, porque me he comprometido a ello", explica.


Rodica, hace un par de días, ya metida en pleno proceso de preparación decía convencida que iría a trabajar mañana, al día siguiente de la extracción en el hospital, porque tiene el convencimiento de que todo va a salir rodado, incluso su recuperación.


No espera nada a cambio, solo la satisfacción personal de haber sido consecuente con sus ideas. De hecho, "si tienes algo que puede ayudar a otra persona hay que darlo", insiste, y vincula su actitud con su historia vital, que la ha llevado a sacarse siempre las castañas del fuego por sí misma. Además, hay otra motivación que le anima a pasar por esto y es que le gustaría que por ella o por los suyos los demás hicieran lo mismo en caso de necesidad.


Lo que sí es una realidad es que Rodica Ana no está sola en esto, porque tiene el reconocimiento de muchos de sus convecinos de Binéfar y el de una familia desconocida, que nunca sabrá de dónde ha llegado la donación, pero sí que detrás de la misma hay una gran persona dispuesta a dar lo que tiene.

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