Regreso nocturno al reino del siluro
Dos buceadores que el año pasado lograron imágenes prácticamente inéditas de los grandes siluros en su hábitat han vuelto al Mar de Aragón para explorarlo de noche.
"Hicimos siete inmersiones en una sola noche, pero también bajamos durante el día. El resultado ha sido espectacular explica Raúl López Ayala, un madrileño de 37 años para el que la pesca sin muerte y el buceo son "un hobby". No vimos siluros de los más grandes, pero sí hasta 24 de estos peces juntos y también luciopercas, carpas, escardinos, blackbass... Aún lo tenemos que editar, pero sin duda ha sido el año en el que mejor material hemos conseguido".
López Ayala se encarga de las fotografías y su amigo "de toda la vida", el pacense Jorge Sánchez Tapia, graba los vídeos. En contra de lo que suele ser habitual, ambos se dedican, sobre todo, al submarinismo en agua dulce, una actividad que tiene como gran hándicap la falta de visibilidad. "En el mar las aguas son cristalinas, pero en los ríos, los lagos y los embalses suelen estar muy turbias recuerda. Por eso prácticamente no existen imágenes de los siluros en su hábitat, solo algunas que se tomaron en Austria".
A principios de junio, y previo aviso de Stegherr, López Ayala y Sánchez Tapia pasaron un fin de semana completo captando nuevas imágenes del pantano por el día y por la noche. "Entre los dos llevábamos más de 5.000 lúmenes en focos, la única limitación que tuvimos fueron el número de botellas de aire que podíamos transportar", destaca López Ayala, quien describe las profundidades del Mar de Aragón como "un lugar tenebroso". "A la escasa visibilidad hay que sumarle que estás rodeado de troncos, ramas, vegetación... es ahí donde se refugian los peces, por eso buscamos ese tipo de lugares", señala.
Otro momento "muy emocionante" fue el toparse con un gran banco de alevines de lucioperca. "No era a mucha profundidad, unos cinco o seis metros, pero había cientos de miles de esos peces del tamaño de un dedo cuenta López Ayala. Eran tantos que llegaron a tapar la luz y nos perjudicaron a la hora de grabar a otros animales más grandes". A las carpas y otros ciprínidos casi pudieron hasta tocarlas porque las encontraron "como aletargadas".
Las fotos y los vídeos que obtienen las utilizan en sus colaboraciones con revistas de pesca y televisiones. "No lo hacemos por dinero, pero algunas veces nos pagan algo y al menos nos da para la gasolina", comentan.