Teníamos la vocación de facilitar las relaciones con otras ciudades que fueron finalistas al título y pensamos hacerlo con alianzas a través de proyectos culturales que tengan que ver con nuestros valores. Es una línea de programación titulada ‘Conversaciones’.

Con este guiño, las polémicas tras la designación, ¿son agua pasada?

Yo llevo poco tiempo en el proyecto y desde mi punto de vista sí porque, como asegura el dicho, agua pasada no mueve molinos. Desde el equipo de la Capitalidad y las instituciones públicas hemos sentido el interés de restañar esas heridas que pudieron abrirse por la competición. Es importante establecer redes y a través de proyectos culturales es la manera más fácil.

Su programa lleva por título ‘Cultura para la convivencia’, se les critica que todavía no han concretado la mayoría de las actividades.

Nuestro proyecto es diferente respecto a otros modelos de Capitalidad porque no trabaja solo sobre actividades, sino también sobre procesos que están en marcha. Asumimos que va un poco más retrasado de lo que hubiéramos querido, pero hay tiempo suficiente. Es un proyecto dilatado en el tiempo y desde mi perspectiva es importante 2017, ver qué queda.

La muestra ‘Tratado de paz’ y la representación de ‘Sueño de una noche de verano’ serán actos centrales, ¿cuándo se conocerá el programa completo?

Será a finales de octubre, después de que en septiembre la Comisión Europea apruebe las recomendaciones del grupo que nos ha hecho el seguimiento para el Premio Mercouri, dotado con 1,5 millones, la única cuantía que las autoridades europeas conceden.

Una asignatura pendiente eran los patrocinios privados, ¿la acabarán aprobando?

Buscar dinero es un proceso que requiere tiempo y nos hemos dedicado a sembrar. Necesitábamos primero que el proyecto se empezara a visibilizar con claridad y recuperara el apoyo de los ciudadanos. El nuevo entorno político vasco es beneficioso para ello. Es un entorno con el suficiente sosiego político y creemos que estamos dando los pasos correctos.