Kalfrisa cumple 50 años y exporta sus recuperadores de calor a todo el mundo

La firma zaragozana vende al exterior el 60% de sus equipos, incluidos hornos crematorios.

Dos empresas familiares se unieron hace 50 años para crear Kalfrisa, una compañía que exporta el 60% del equipamiento para la industria que fabrica en Zaragoza. Su facturación rondó los 9 millones de euros en 2013, el último ejercicio cerrado, impulsada por sus equipos de recuperación de calor, incineradoras y equipos de oxidación térmica. "Somos una ingeniería con taller propio", explica Andrés Izuzquiza, presidente y miembro de la segunda generación, ahora al frente de la empresa. Recuerda que sus fundadores fueron Talleres de Calderería Claver y Fabricación de Cocinas Izuzquiza Arana, que contaban cada una con medio siglo de trayectoria.


En la planta del polígono PTR trabajan 65 personas, de las que alrededor de un tercio son ingenieros. Durante casi tres décadas estuvieron en la Avenida de Cataluña, hasta el cambio en 2008, justo en el inicio de la crisis. "Se hundió el mercado nacional", reconoce. Su apertura al exterior les ha ayudado a mantenerse estos años. "Exportamos desde el principio", apunta Izuzquiza. La fabricación de cocinas industriales se mantuvo hasta los años setenta y llegaron a vender en Sudamérica. También fabricaron sistemas de calefacción y secaderos de tabaco, que en países como Cuba asegura que se les conoce como ‘kalfrisas’.


A partir de los años setenta su actividad se centró en los equipos de recuperación de calor que diseña y fabrica para grandes industrias como las siderurgias y químicas. Se utilizan para transformar los gases que emiten en calor. Los sistemas zaragozanos se encuentran en plantas de China, Argelia, Camerún, además de en Europa, Estados Unidos y Sudamérica.


Otra de sus ramas es la fabricación de incineradores de residuos con depuración de gases. Cuentan con modelos para industrias, hospitales y también hornos crematorios tanto de personas como de animales. De su planta han salido los cuatro del cementerio zaragozano de Torrero, "la instalación más grande de Europa", apunta, y otros enviados a países como Portugal, Francia, Polonia e incluso Angola. Han fabricado desde crematorios para incinerar ballenas varadas a hornos para destruir alijos de droga descubiertos por las fuerzas de seguridad.


"Nuestro reto es salir cada vez más al extranjero", explica Izuzquiza. Esta semana la compañía participa como expositor en la Feria Achema de Fráncfort, que reúne a 3.800 empresas hasta este viernes. Además, espera que crezcan los pedidos en la rama de actividad más reciente, la de "equipos de oxidación térmica, que se utilizan para eliminar los componentes volátiles que se forman en algunos procesos industriales", explica, como los de compañías que utilizan plásticos y adhesivos.


Las familias Izuzquiza, Claver y Samper mantienen la propiedad, que compartieron hasta 2005 con unos socios alemanes.

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