Artesanía digital

La asociación Makeroni, desde el barrio zaragozano de la Magdalena, diseña proyectos singulares utilizando impresoras en tres dimensiones y otros aparatos de última generación. El talento de cinco jóvenes ingenieros permite crear ciudades con papel recortado o modelos en papel que reproducen a la perfección el original.

Tres de los socios –Fergus Reig, Borja Latorre y Luis Martín–, en el local de Makeroni
Tres de los socios –Fergus Reig, Borja Latorre y Luis Martín–, en el local de Makeroni
Oliver Duch

Siempre queremos ir un paso más allá e intentar hacer realidad ideas rocambolescas. Ahora tenemos entre manos un proyecto original: pintar un cuadro entre una máquina y un artista. Nos preguntamos: ¿Y por qué no va a ser posible?". El ingeniero zaragozano Luis Martín Nuez persigue el ‘más difícil todavía’ combinando la creatividad con las nuevas tecnologías.


Con esta filosofía, él y cuatro compañeros, todos aragoneses y con similar formación y perfil profesional, crearon hace tres años Makeroni, una asociación cultural que, desde un local en el barrio de la Magdalena, en Zaragoza, desarrolla lo que denominan "artesanía digital", empleando herramientas basadas en la filosofía ‘maker’. La fiebre del ‘hazlo tú mismo’ permite que "cada vez haya más simbiosis entre el mundo artístico y el tecnológico". El resultado: obras originales que demuestran que todavía queda mucho por descubrir.


"Investigamos y desarrollamos diferentes proyectos en nuestro tiempo libre, porque todos tenemos nuestro trabajo. Somos –afirmó Martín, uno de los socios– un punto de apoyo para tecnólogos y artistas". En este sentido, afirmó que "nos planteamos cómo aplicar las nuevas tecnologías a procesos artesanos y darles más valor". Es el caso del cuadro único que prevén crear: "Si una obra la pinta un artista tiene más valor, así que pensamos por qué no fusionar su talento con una máquina y a ver qué sale". El plan es utilizar una impresora de un trazo a intervalos de 10 minutos. "Vamos a intentarlo".


Este afán por experimentar les lleva a buscar soluciones innovadoras y originales para cuestiones "que nos llaman la atención" y que se pueden orientar desde otra perspectiva. En el taller han desarrollado, por ejemplo, ciudades de papel, en las que no faltan ni un detalle. "Utilizamos papel, y no plástico. Es –comenta Luis– una manera más sencilla de hacer objetos en 3D". El proceso parte del modelado y fileteado y "luego cualquiera lo puede montar en su propia casa".


En realidad, tal y como reconoce, "no hay uso para la mayoría de proyectos que hacemos. Nosotros tenemos el qué y el por qué, pero no el para qué". Su talento les ha llevado también a elaborar curiosas reproducciones de cabezas, también en tres dimensiones, que parten del escaneado del original. Esta técnica la aplican tanto a rostros humanos, como a objetos. "No es necesario que tengas una impresora especial. Con folios y tiempo podrías crearlo tú mismo, como si de un puzzle se tratara". Además, los integrantes de la asociación pusieron en práctica hace unos días esta idea en un museo zaragozano, aplicada a varias piezas, como una vasija romana. "Se podrían reconstruir en papel y ofrecerlos a los visitantes". Sería una de los posibles usos de estas nuevas tecnologías artísticas.


Otro curioso proyecto en el que están trabajando estos ingenieros, desde su sede social en la Magdalena, es la "impresión de sonidos". "Suena extraño, pero se puede dar forma en dimensión 3D y crear colgantes o figuras". Para Martín Nuez, "hay que ver un proyecto desde el punto de vista científico", aunque parezca a priori "un poco abstracto".


Desde este colectivo, ponen de manifiesto que el mundo del arte y el de la tecnología "no están reñidos". Al contrario, afirman. "Hay muchos artistas que se dedican a la interacción tecnológica y se ven un poco cojos en ese sentido. Nosotros podemos ayudarles".

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