Viene al Festival de Flamenco de Zaragoza a estrenar en la Filmoteca sus dos últimas películas, ‘Copla’ y ‘Amo que te amen’

Son dos historias dramáticas, dos tragedias. ‘Amo que te amen’, de la que también presento el libro, es un filme extraño, los restos de la película que no llegó a ser, cómo se prepara, cómo se deteriora esa relación que podríamos haber rodado... ‘Coplas’ sí es la idea original de poner en función toda la alegría, toda la pasión de la parte surrealista que parece que posee la copla, sobre todo el núcleo de Rafael de León. Trata temas como el amor, la muerte, el desamor, la entrega absoluta, con letras que están fuera del tiempo ahora mismo, como "seré esclava por ti", "si quieres que me eche al fuego yo me quemaré con madera". Muestro una visión surrealista de la copla al ritmo de la pasión que a Luis Buñuel le hubiera gustado.

Tras cinco películas, dejó de hacer cine en 1982 porque, decía, sus filmes no interesaban al público. Regresó en 2013 y ya van cuatro títulos. ¿Siente ahora que llega a más gente?

Ahora sí estoy satisfecho de la acogida que están teniendo mis últimas cintas. En el siglo pasado no despertaban interés, no contaba para casi nadie. Ahora hay un grupo de gente reducido, eso sí, que quiere ver lo que hago. Nunca he llegado a un gran público, ni tampoco lo he pretendido.

Después de tres décadas, ¿ha cambiado su forma hacer cine?

Algo habrá cambiado, pero por lo que dicen los críticos y los amigos hay un nexo entre las anteriores películas y las actuales. Siempre quiero hacerlas muy diferentes. La anterior a estas, ‘Niñas’, que reflejaba la vida de las mujeres en diversas etapas, era muy impresionista, y ‘Copla’ es expresionista. No me gusta atarme a ser un cineasta con el mismo estilo.

Como productor musical descubrió a Triana, del que se acaba de reeditar su primer disco, ¿para cuándo la película?

Creo que en septiembre la rodaremos. No será una biografía, sino una cinta que refleje el ambiente de su origen. Que el público que la vea tenga las mismas sensaciones que escuchando sus canciones.

También apostó por Labordeta y su ‘Canto a la libertad’, ¿vio ya que se convertiría en un himno?

Estaba impresionado por un primer disco de Labordeta que yo no hice, ‘Cantar y callar’. Lo veía como el gran autor de la tierra y se lo dije en el primer encuentro que tuvimos. Luego produje tres discos, siempre con Plácido Serrano.

¿Labordeta marcó su relación con esta tierra?

Fue tan importante, su obra, cómo me hablaba de su hermano, de su madre y la preocupación que me transmitía por el despoblamiento interior, que casi todo lo que siento por Aragón está relacionado con él. También recuerdo que estuve jugando en el Casino de Zaragoza en 1992, cuando iba para la Olimpiada de Barcelona.

En esos años se hizo famoso por inventar un sistema estadístico que hacía saltar la banca de los casinos. Eduard Cortés llevó su vida a la gran pantalla. ¿Ganó en Zaragoza?, ¿sigue jugando?

Aquí quedamos en tablas, pero tuvimos un buen final en la Costa Brava. Es una faceta que sigo desarrollando, cada día juego una veintena de carreras de caballos por internet. Desde Madrid ya me dirán al final del día qué tal han ido las cosas. El juego continúa siendo el sustento económico de mi familia y en el cine me gasto parte de mis ganancias.

¿La ruleta de la vida ha sido generosa con usted?

Muy generosa. No me puedo quejar de la ruleta de la vida, menos que la del juego, que a veces se me ha puesto un poquito encrespada.

Gonzalo García-Pelayo, ayer, en un hotel de Zaragoza. aránzazu navarro