Un especialista en ascensos... y en decepciones
En su extensa carrera, Paco Herrera colecciona dos ascensos, uno con el Badajoz (de Segunda B a Segunda) y otro con el Celta (de Segunda a Primera). Con el conjunto gallego sufrió una decepción en una eliminatoria frente al Granada.
Veterano es uno de los adjetivos más empleados cuando se aborda la figura de Herrera. Por una cuestión de edad con 61 años ha sido el decano de los banquillos de Segunda y por su bagaje futbolístico. Acredita una sólida y prolija trayectoria trufada de éxitos, pero también de fracasos. Una experiencia que, a buen seguro, robustecerá las posibilidades de la escuadra amarilla, en contraposición a la bisoñez de Pablo Machín, preparador del Girona, que coleccionó decisiones erráticas en la gestión de la confrontación contra el Zaragoza.
El inestable escenario en el que transcurre una eliminatoria tan definitiva como la que arrancará mañana en La Romareda no cogerá desprevenido al barcelonés. Él ya estuvo aquí en el pasado. Un explosivo cóctel de nervios, responsabilidad y polémica que ya ha agitado, en ocasiones con éxito y otras con sonadas decepciones.
Su primera incursión se remonta a 1992, cuando con 38 años comandó un histórico ascenso del Club Deportivo Badajoz a Segunda, tras superar en la liguilla a Cartagena, Alavés y Sporting B.
Pero las situaciones más comparables con la actual las vivió con el Celta de Vigo. En el ejercicio 2010-2011 acarició el retorno a la élite, pero sus ilusiones se desmoronaron en una traicionera tanda de penaltis contra el Granada.
La siguiente campaña persistió en el intento y triunfó. Pese a un inicio dubitativo, recondujo la nave en la dirección correcta y, gracias a un empate en casa frente al Córdoba en la última jornada, puso fin a un lustro de frustración viguesa en las catacumbas de Segunda.