Un especialista en ascensos... y en decepciones

En su extensa carrera, Paco Herrera colecciona dos ascensos, uno con el Badajoz (de Segunda B a Segunda) y otro con el Celta (de Segunda a Primera). Con el conjunto gallego sufrió una decepción en una eliminatoria frente al Granada.

Paco Herrera se abraza con la mascota de Las Palmas tras eliminar al Valladolid.
Paco Herrera se abraza con la mascota de Las Palmas tras eliminar al Valladolid.
Quique Curbelo/La provincia

Cuando Paco Herrera cruce esta tarde las puertas automáticas del aeropuerto de Garrapinillos, en su mente convivirán los poco felices recuerdos de su reciente etapa zaragocista y, sobre todo, la misión ineludible de poner la primera piedra para el regreso de la Unión Deportiva Las Palmas a la tierra prometida de la Primera División. Una categoría que le es ajena a la entidad canaria desde hace 14 años. La pesada carga del ascenso anida sobre la espalda del técnico catalán desde que aceptó el reto el pasado 4 de julio.


Veterano es uno de los adjetivos más empleados cuando se aborda la figura de Herrera. Por una cuestión de edad –con 61 años ha sido el decano de los banquillos de Segunda– y por su bagaje futbolístico. Acredita una sólida y prolija trayectoria trufada de éxitos, pero también de fracasos. Una experiencia que, a buen seguro, robustecerá las posibilidades de la escuadra amarilla, en contraposición a la bisoñez de Pablo Machín, preparador del Girona, que coleccionó decisiones erráticas en la gestión de la confrontación contra el Zaragoza.


El inestable escenario en el que transcurre una eliminatoria tan definitiva como la que arrancará mañana en La Romareda no cogerá desprevenido al barcelonés. Él ya estuvo aquí en el pasado. Un explosivo cóctel de nervios, responsabilidad y polémica que ya ha agitado, en ocasiones con éxito y otras con sonadas decepciones.


Su primera incursión se remonta a 1992, cuando con 38 años comandó un histórico ascenso del Club Deportivo Badajoz a Segunda, tras superar en la liguilla a Cartagena, Alavés y Sporting B.


Pero las situaciones más comparables con la actual las vivió con el Celta de Vigo. En el ejercicio 2010-2011 acarició el retorno a la élite, pero sus ilusiones se desmoronaron en una traicionera tanda de penaltis contra el Granada.


La siguiente campaña persistió en el intento y triunfó. Pese a un inicio dubitativo, recondujo la nave en la dirección correcta y, gracias a un empate en casa frente al Córdoba en la última jornada, puso fin a un lustro de frustración viguesa en las catacumbas de Segunda.

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